La banda se formó en 2008 y lanzó su EP en 2010, con seis canciones. Foto: Cortesía Julián Coraggio
El rap en kichwa de la agrupación otavaleña Los Nin no solo pretende visibilizar esa cultura y esa lengua ancestrales, sino que brinda un mensaje de tolerancia interracial y de igualdad a todo nivel. Estas temáticas forman parte del primer disco de larga duración del grupo, denominado ‘Wambra Katary’ (‘El despertar de la juventud’), que será presentado este domingo 26 de marzo de 2017.
Ati Cachimuel, quien toca la guitarra y los instrumentos andinos en Los Nin, cuenta que la banda se formó en 2008 por la influencia de su padre, que integra la agrupación Yarina. Él, junto a sus cuatro hermanos, formó el grupo y lanzó un EP, llamado ‘Shinallami–Kanchik’ (‘Esto es lo que somos’).
“La grabación de ese EP fue muy casera, trabajábamos con pistas y decidimos poner nuestra propia música”. Tras esta experiencia, a los hermanos otavaleños Sumay (MC), Rumiñahui (bajo y voz), Curi (batería e instrumentos andinos), Alic (sampler) y Ati Cachimuel se les unieron dos amigos de Cotacachi: Daniel Proaño (MC) y Diego Guzmán (teclados y voz), con quienes completaron la alineación.
“Las letras de ‘Wambra Katary’ son un llamado a la juventud, para que despierte su conciencia. Tratamos temas políticos y sociales. Creemos que hay que trabajar con la juventud por el cambio”, explica el músico Ati Cachimuel.
El artista indica que, con su rap en kichwa, Los Nin han procurado difundir lo más posible sus postulados “de tolerancia en todos sus niveles, con los negros, con los mestizos, con los indígenas…”.
Los sonidos del disco tienen una gran influencia de la historia del pueblo kichwa de Imbabura. Las melodías pentafónicas de la música propia de esta región, interpretadas por instrumentos de cuerdas y vientos de carrizo, constituyen un elemento que se presenta en todos los temas del álbum, generando una sonoridad nueva que mezcla a la música foránea con las expresiones culturales propias de la región andina.
La producción de ‘Wambra Katary’ se realizó en un estudio de casa, manteniendo las tradiciones del trabajo comunitario. El álbum contiene 14 temas, de los cuales seis son reediciones del EP que la banda presentó en 2010, pero adaptadas a su nueva estética de banda, con música de estudio en lugar de pistas.
“Ha sido un proceso largo y nos hemos topado con obstáculos. Lo que queremos es llevar un mensaje a la juventud, por eso decidimos que el concierto sea gratuito”, comenta el guitarrista. Además, según dice, eligieron a la Plaza del Teatro como su escenario porque es un lugar simbólico para ellos. “Es donde tocaban mi papá o mis hermanos cuando salían a la calle a hacer música”.