La hamburguesa tiene queso, lechuga y huevo. Junto al plato está un espumante vaso de gaseosa negra y en otro recipiente hay alargadas papas fritas crujientes.
Grandes y coloridos letreros promocionan en cada cuadra la venta de hamburguesas, sánduches, hot dogs y papas fritas.
Cerca del mediodía del miércoles, los locales de comida rápida de la avenida 12 de Octubre (norte de Quito) estaban repletos de estudiantes y ejecutivos. Solo en uno de esos sitios se expenden hasta 1 000 hamburguesas cada día.
¿Por qué le gusta a la gente consumir comida rápida? Catalina Suárez habla de marketing. Ella es licenciada en publicidad y dice las imágenes con colores rojos de la salsa de tomate o el verde intenso de las lechugas penetran los sentidos.
Estudios recogidos por Michael Moss, reportero del New York Times y ganador del Pulitzer por el trabajo ‘Sal, azúcar, grasa: cómo los gigantes de la comida nos sedujeron’, explica la forma en que la industria alimentaria atrae a la gente. Y menciona estudios mecánicos de la boca o el uso de imágenes cerebrales para guiar al usuario a estos alimentos.
Un estudio de la firma Unilever sostiene que las papas fritas son percibidas como más crujientes y frescas mientras más potente sea el sonido que hacen al morderlas y eso provoca más deseo. Entre los factores que hacen que sean más sabrosas está la sal, que también ayuda a preservar alimentos.
En Quito, cerca de las 13:00 del miércoles, los empleados de un local ponían las papas en una paila llena de aceite hirviendo. En otras parrillas preparaban carnes para hamburguesas, huevos y salchichas.
Un dispensador de gaseosas y cubos de hielo completaban la cocina. La oferta de jugos naturales son excepcionales.
Fernando Arango es dueño de ese local y sostiene que el tiempo influye para que la gente consuma este tipo de productos. Un reciente estudio presentado por el Instituto de Estadística y Censo (INEC) señala que “los ecuatorianos dedican menos horas” a la preparación de los alimentos.
La psicóloga quiteña Claudia Faini relaciona las grasas con el estrés. “En momentos de tensión, las grasas hacen que el cerebro se sienta más relajado, pues activan los llamados receptores de recompensa”.
El diario La Tercera de Chile recoge una investigación que en el 2011 realizaron científicos de la Universidad de Melbourne (Australia). Ellos usaron ratas para probar que tras ingerir sal las células del cerebro generan proteínas ligadas a sustancias como la heroína.
Mientras al local de Arango (norte) llegaban más personas, las ofertas en los patios de comida del sur de Quito son similares: hamburguesas, hotdogs, salchipapas. Roberto Maldonado, un cliente de estos locales, dijo que “llegó por la facilidad para comprar. Incluso se puede solicitar a domicilio, desde el auto o salir de una fiesta a cualquier hora de la madrugada y tener la certeza de que siempre va a estar abierto un local”.
En otra mesa estaba Claudia Vásquez: “Esta comida es rápida, atractiva, rica, barata y se consigue fácilmente”.
En Ecuador no hay estudios globales que hablen del por qué atrae la comida rápida. Imelda Villota, coordinadora de la maestría de Nutrición en la Universidad Central, aseguró que “el sabor de todo producto” está en las grasas. “Cuando en vez de freír se cocinan el pollo, la salchicha o las papas, pierden el sabor y son menos atractivos”. En el libro ‘Por qué a los humanos les gusta la comida chatarra’, del científico Steven Witherly, se explica cómo las empresas han identificado que el contenido graso se percibe mediante el nervio trigeminal, de la zona superior de la boca. Este envía información táctil sobre la grasa al cerebro y mientras mejor sea la experiencia, mayor será el ansia por ingerir más alimentos”.
En contexto
A finales del año pasado, el Gobierno emitió un normativa sobre las etiquetas de los alimentos. El propósito es que los usuarios conozcan los aportes nutricionales. Actualmente hay restricciones para la importación de carnes y papas para freír.
Los datos
Según la encuesta en la página web de este Diario el 25,07% de la gente ha consumido comida rápida por lo menos una vez a la semana.
Otro 60,92% lo ha hecho entre dos y tres veces en ese mismo periodo. En cambio, el 14% dice que ha consumido más de cuatro veces.
Al consultar ¿Qué tipo de comida rápida consume?, el 5,54% respondió: hamburguesas y perros calientes.
Otro 9,96% dijo que prefiere la pizza, el 7,01% pollo frito.