La exhibición reúne la obra de una veintena de artistas de distintas generaciones. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
‘Nosotros somos el museo’. Esta frase, escrita como grafiti en una sala del Centro Cultural Metropolitano (CCM), sirve como faro para iluminar la idea de que no solo los museos, sino Quito y su patrimonio (tangible e intangible), han sido construidos por sus habitantes.
Esta idea se refuerza a través de las obras de más de una veintena de artistas locales que forman parte de ‘Dinámicas Urbanas: 1978-2018’. La exposición se abrirá al público desde este sábado 15 de diciembre y se inaugurará de manera oficial en enero del 2019.
Mónica Vorbeck, curadora de la exhibición, cuenta que esta muestra, concebida para conmemorar los 40 años de la designación de Quito como Patrimonio Cultural de la Humanidad, tiene como idea central contar, desde distintas manifestaciones artísticas, lo que ha pasado en la ciudad durante las últimas cuatro décadas enfocado en el quehacer cotidiano de sus habitantes.
“En esta muestra -dice- nos propusimos mostrar cómo la ciudad se ha ido conformando por las representaciones que sus mismos habitantes producen. Son los habitantes los hacedores de la ciudad. Son ellos los que construyen desde las casas más sencillas hasta la arquitectura monumental del Centro Histórico”.
En la primera de las cuatro salas hay obras de artistas de varias generaciones como Ramiro Jácome, Miguel Varea, Luigi Stornaiolo, Paula Barragán, Cristian Proaño y Paúl Rosero, quienes desde diferentes soportes, entre ellos el sonoro, muestran las dinámicas urbanas atravesadas por la herencia del mundo andino.
En esta sala también se incluye una proyección que da cuenta del crecimiento de la ciudad desde el damero colonial hasta las transformaciones producidas por el ‘boom’ petrolero de los años 70.
Otra de las ideas que transita por la muestra es que lo patrimonial no solo está vinculado a lo monumental. Por eso en la segunda sala se exhiben obras de artistas que hacen referencia a la herencia cultural precolombina. Ahí está el trabajo de Saskia Calderón o Adrián Balseca con su ‘Cóndor Pasa’, grabado en Catequilla.
En la tercera sala están agrupadas una serie de obras que aluden al mundo colonial y republicano. En este espacio están piezas como ‘María María’ de Pepe Avilés, que reúne los retratos de mujeres que fueron excluidas de un tratamiento médico en el antiguo hospital San Juan de Dios por tener enfermedades venéreas.
En la última sala hay obras de artistas como Jenny Jaramillo y Wilson Pacha que hacen referencia a los debates de género. En este espacio también se aborda el mundo de lo popular a través de obras de artistas como Ana Fernández y Misha Vallejo, quien realizó una serie de fotografías que muestran la vida cotidiana en las calles.