Los embriones escuchan los cantos y desarrollan características que les permiten adaptarse al calentamiento global. Foto: Wikicommons
Con cantos especiales dirigidos a sus huevos, el pinzón cebra (Taeniopygia guttata) podría ayudar a sus crías a preparase para las altas temperaturas que llegan con el cambio climático.
Al final del proceso de incubación -y solo cuando las temperaturas exceden los 26 grados Celsius- los padres realizan cantos especiales mientras incuban sus huevos. Los embriones los escuchan y desarrollan características que les permiten adaptarse al calentamiento global.
Para desentrañar los misterios de este mecanismo, científicos de la Universidad de Deakin, en Australia, decidieron comprobar lo que sucedía. Ellos grabaron durante 600 horas los cantos y luego los reprodujeron a un grupo de huevos en un laboratorio. Se dieron cuenta de que los polluelos nacidos de huevos que escucharon el “canto de calor” crecieron más despacio en temperaturas más cálidas en comparación con los que no fueron expuestos a la melodía.
Según la investigación publicada en la revista Science, ser más chiquito presenta una ventaja: los cuerpos más pequeños se enfrían más fácilmente.
Cuando se hicieron adultos, los pájaros que pesaban menos, que habían escuchado el canto y que vivían en nidos más cálidos, tuvieron más crías.
Pero, ¿por qué? Durante el último periodo de incubación las aves desarrollan su mecanismo de regulación de temperatura corporal. Los expertos creen que el canto que advierte el calor altera este mecanismo y su sensibilidad a altas temperaturas.
Descifrar este tipo de fórmula representa un avance en comprender como las especies se están adaptando al calentamiento global.