Abogado, escritor, lector voraz y ganador del Jorge Icaza de novela, su literatura se alimenta de clásicos y contemporáneos. Foto: Jenny Navarro/ EL COMERCIO
Óscar Vela tiene una relación de más de 40 años con la literatura. Y en este tiempo ha cosechado un universo de palabras en el que confluyen los monstruos de ‘El Quijote de la Mancha’, así como los seres que transitan por las estaciones de trenes del Japón contemporáneo.
Ganador del Reconocimiento Jorge Icaza a la mejor novela del 2013, Vela es de aquellos hombres en los que el tiempo juega un papel importante. Su vida está prácticamente dividida en cuatro partes: sus hijos, su trabajo, la lectura y escritura diaria, y el Derecho. En estos espacios se desplaza por horas, repartiendo constantemente la carga horaria que cada actividad requiere.
Su bibliografía se compone de ‘El toro de la Oración’ (2002), ‘La dimensión de las sombras’ (2004), ‘Irene, las voces obscenas del desvarío’ (2006), ‘Desnuda oscuridad’ (2012) y ‘Yo soy el fuego’ (2013 y que le hizo acreedor del Jorge Icaza).
En conjunto, cada una se presenta como un capítulo único y ajeno de su vida como escritor. Único porque sus historias son cerradas en sí mismas, sin dejar espacios abiertos para nuevas entregas; ajeno, ya que su intención principal es crear un mundo fantástico que no corresponda con la realidad en la que está inserto.
Pero la escritura no es un acto que nace espontáneamente en la mente de Vela. Y es en el momento en el que habla de esto cuando revela su primera pasión: los libros.
Es un comprador impulsivo. Conoce cuanta librería de viejo existe en Quito. Estas son sus huecas, espacios en los que alimenta su espíritu creativo. De ellas ha extraído, cuales pozos petroleros, las palabras de autores como Julio Verne, Edgar Allan Poe, Haruki Murakami, John Banville, Yukio Mishima, Javier Marías, Julio Cortázar… Un listado que redefine constantemente y que, a la postre, ha sido el origen de sus “tumores literarios”.
No solo el olor a usado lo inspira a escribir. Su trabajo como abogado le ha permitido entrar en contacto con gente de todo ámbito. Así, el Derecho se perfila, desde su visión, como aquel ámbito de la vida en el que el humano cumple un papel esencial.
Es su participación en los distintos roles del Estado como agente de derechos y sujeto de deberes el detonante creativo en Vela. De hecho, en la novela ‘Yo soy el fuego’, el personaje principal es un hombre que, una vez introducido en el mundo de las leyes, actúa como si pudiera transgredirlas todas. Es como una suerte de renegado que posee un alto conocimiento de las consecuencias de sus actos.
Ganar un reconocimiento como el Jorge Icaza plantea preguntas en su labor como escritor. Y estas no se refieren a si continuará en el oficio (desde que empezó a escribir no ha podido dejar de hacerlo). Más bien lo lleva a reflexionar sobre cómo la escritura se reafirma como un verdadero trabajo a través de premios.
Porque en un país donde el índice de lectura no pasa del 2%, los autores nacionales logran consolidar su propuesta como novedosa frente a jurados internacionales. “La escritura es considerada el hobby de los locos”, finaliza este hombre que ya forma parte de ese manicomio.
DATOS
Escribe entre dos y tres horas al día. Suele hacerlo en el estudio de su casa, lugar en el que conviven él y la palabra.
Es un lector constante. Entre semana cada día dedica una hora y media; y más de dos los sábados y domingos.
Más de cinco horas al día las dedica al Derecho. Esta profesión la viene ejerciendo desde hace más de 25 años.
Grafica sus historias. Cada novela cuenta con una línea de tiempo en la que va desarrollando las acciones.
Prefiere la escritura durante el día. No es un noctámbulo aunque afirma que en la madrugada, luego del sueño, las ideas son más claras.
LOS LIBROS
‘Yo soy el fuego’. Alfaguara, 2013
Un viaje al interior de la miseria humana.
‘Desnuda oscuridad’. Alfaguara, 2012
Cuatro personajes enredan sus vidas en Quito.
‘Irene’. Finisterrae, 2006
Dos historias se encuentran en un momento inesperado.
‘La dimensión de las sombras’. Paradiso, 2004
El descubrimiento de una ciudad.