La caminata, que provocó un caos vial en la pista Juan Pablo II, al oeste de Managua, llegó hasta la sede de la Policía Nacional, donde hubo escenas de dolor, lágrimas y pedidos de justicia de parte de familiares y amigos de víctimas de la violencia. Foto: Agencia AFP
Centenas de mujeres marcharon este jueves 24 de agosto de 2017 en la capital de Nicaragua vestidas de rojo, en silencio y llevando cruces con el nombre de féminas asesinadas, para demandar justicia y que cese la violencia en su contra.
La caminata, que provocó un caos vial en la pista Juan Pablo II, al oeste de Managua, llegó hasta la sede de la Policía Nacional, donde hubo escenas de dolor, lágrimas y pedidos de justicia de parte de familiares y amigos de víctimas de la violencia.
“A mi abuelita (Luz Valle) la ultrajaron, la golpearon y la ahorcaron sin motivo” hace dos meses en una comarca de la ciudad de Masaya (suroeste), manifestó con voz ahogada en llanto su nieta Ada Macís.
Mientras se realizaba la marcha, familiares de Karla Rostran, de 34 años, daban sepultura a su cuerpo. La mujer fue decapitada por su expareja, un militar que está prófugo, y su cabeza no fue encontrada.
Al menos siete mujeres murieron violentamente y sufrieron violaciones el último mes en Nicaragua, en hechos que conmocionaron al país. Organizaciones de mujeres acusaron al Estado de ser “indiferente” ante la ola de asesinatos de mujeres y demandaron la reapertura de las comisarías policiales de la mujer, que atendían casos de violencia de género y fueron cerradas hace tres años.
“No hemos enterrado a Karla y ya hoy (jueves) tenemos otro feminicidio” en Diriamba, al sur de Managua, dijo la activista del organismo Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), Magaly Quintana.
“Hay una ausencia del Estado para frenar los feminicidios, ¿dónde están las comisarias de la mujer?, ¿cuales son las campañas de no violencia?, ¿los planes educativos en las escuelas?”, preguntó la exministra de Salud (1980-1986) , Lea Guido, en declaraciones a la AFP .
Guido atribuyó la violencia contra las mujeres “a un deterioro social en el tema de derechos humanos y de garantías (…) Estamos en una sociedad donde la última palabra la está diciendo el más fuerte y no la institución, no las leyes, no la educación”.