Han pasado 54 años desde que Los Pibes Trujillo grabaron su popular disco de villancicos. Y hasta ahora sus canciones siguen siendo las preferidas de las familias quiteñas para musicalizar las novenas y los festejos navideños. Pero, ¿qué pasó con aquellos niños que cautivaron con sus voces?
La historia de este trío infantil es conocida. Empezaron cómo cantantes de iglesia. Y como intérpretes de música nacional en la década de los sesenta. Además, es sabido su desacuerdo con la forma como se manejo su carrera por parte de su tío, quien nunca les dio nada de la regalías que dejaron sus grabaciones navideñas, según relatan.
Pero, pocos conocen lo que hacen en la actualidad y lo que hicieron después de la fama alcanzada en la música. El grupo musical estuvo compuesto por Gustavo (fallecido), Luis y Juan. En el 2015 los dos sobrevivientes recuerdan con nostalgia y tristeza aquellos años. Ambos prefieren no escuchar sus temas. Y tampoco son apegados a los festejos decembrinos.
Gustavo, el mayor de los hermanos Trujillo y quien hacía la primera voz en la agrupación, murió años después del éxito. Luis, su hermano menor y la segunda voz de Los Pibes, dice que faltó control en la vida de su hermano.
Su madre murió cuando eran niños y su padre, militar de profesión, nunca estuvo cerca de ellos en los años más conflictivos. “El alcohol lo llevó a la muerte”, dice Luis, mientras en su rostro se dibujan gestos, que muestran su lucha para evitar quebrarse con el recuerdo de Gustavo.
El intermedio, Luis, se dedicó a su segunda pasión al dejar la música. Apenas terminado su éxito en los escenarios empezó a buscar un oficio. Probó como artesano de calzado y como pintor de casas. Pero no era algo que le llenaba. Su padre, conocedor de su afición y talento para jugar al fútbol, le recomendó dedicarse al deporte profesional. Y fue él quien lo recomendó para entrar a prueba en El Nacional, en 1970.
Su juego recio y elegante en el fondo de la zaga de los puros criollos lo llevó a afirmarse en el rol titular. Trujillo fue parte del plantel, que consiguió el primer tricampeonato militar, en los años 70. De esa época guarda recuerdos muy felices.
Compartió camerino con figuras de la talla de José Villafuerte, Luis Granda, Marcelo Vicente Cabezas y Milton Rodríguez. Sin embargo, ninguno de sus compañeros supo que se trataba de un integrante de Los Pibes Trujillo. “Es una parte de mi vida de la que no me gusta hablar y menos alardear”.
Tras su retiro del profesionalismo nuevamente se encontró frente al mundo sin una profesión que ejercer. Con la ayuda de amistades llegó al Municipio de Quito, donde por más de
30 años, sirvió en el área de Avalúos y Catastros. Hace un par de años se jubiló. Hoy, disfruta de su familia: sus hijas, esposa y nietos. Hace un año tuvo que afrontar la muerte de una de sus hijas y ese dolor ha hecho que su apego a la familia sea mayor.
Luis disfruta del canto hasta el momento. Pero, no de villancicos. Su gran pasión es el pasillo ecuatoriano. No tiene problema con fijar sus ojos en la cámara y entonar una melodía nacional a capela. Sus dotes de cantante se conservan.
Ni sus hijas ni sus nietos heredaron el gusto por la música. Y, en el caso de su descendencia masculina tampoco por el fútbol. Y, el prefiere que sea así. “Es mejor que se dediquen a estudiar”.
El tercero de los Trujillo, Juan, es electricista. No pudo asistir a la entrevista con este Diario pues se encontraba indispuesto. Pero, cuando se le consulta a Luis sobre su hermano dice que es el más temperamental de todos. Pero, guarda un gran respeto y consideración por él.
La vida de los hermanos Trujillo estará marcada para siempre por su éxito en la canción navideña. Pero, ellos prefieren obviar la fama por ese tema.
Su faceta musical les trae recuerdos amargos, de sacrificio y mucho trabajo sin obtener nada a cambio. Sin embargo, siempre están abiertos para contar su historia a la gente porque saben que el público se lo merece. Lo único que piden es que “no se acuerden de ellos solo en las navidades”.