La naturaleza es el gancho de la comunidad de San Francisco

Mauricio Ponce atiende en el Museo de las Artesanías. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.

Mauricio Ponce atiende en el Museo de las Artesanías. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.

Los turistas hacen excursiones a los páramos de la comunidad rural. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.

Sobre los 3 800 metros de altura, en las faldas de la cordillera de los Andes que atraviesa el cantón Montúfar, en Carchi, existe un paraíso andino. Una laguna sin nombre, ubicada a cuatro horas de camino de la comunidad de San Francisco de la Línea Roja, sorprende a los visitantes.

La belleza del complejo lacustre, que está flanqueada de plantas de frailejones y pajonales, es uno de los atractivos que los campesinos del sector aprovechan para atraer a los turistas.

Un clima frío acompaña las jornadas. Desde la cima se disfruta de una vista panorámica de la ciudad de San Gabriel y poblados aledaños. Al otro extremo se observa el río Cofanes, en el Oriente, en los días despejados.

Mauricio Ponce atiende en el Museo de las Artesanías. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.

San Francisco ofrece varias opciones, como la pesca de la trucha, que se puede cocinar inmediatamente. También es posible visitar los huertos orgánicos en los que florecen lechugas, coles, remolachas... Hay cabalgatas y caminatas hacia la cima de la montaña.

Se trata de una iniciativa de la Asociación de Productores Agropecuarios Ceja de Montaña, que aglutina a 16 socios de San Francisco.

Santiago Chamorro, presidente de la agrupación creada en el 2011, explica que estas actividades surgieron como una alternativa productiva para frenar la expansión de la frontera agrícola, que amenazaba los bosques vecinos.

Susana Chamorro impulsa el cultivo de hortalizas y crianza de animales menores. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.

Esta propuesta es parte de la Ruta Turística Descubre Montúfar Ecua Aventura, que aglutina a siete asociaciones más del cantón Montúfar. La alianza, que surgió hace un año, permitió armar un circuito rural y otra urbana para ofrecer a los excursionistas. Se busca dinamizar la economía de los participantes, comenta el directivo Rolando Revelo.

Los vecinos de San Francisco se prepararon para atender a las personas que llegan a la comunidad. Construyeron una cabaña de hospedaje. Hay tres habitaciones con capacidad para acoger hasta 15 personas. Está equipada con una cocina y comedor. El hospedaje cuesta USD 10 por persona e incluye desayuno.

Los hombres y las mujeres de la localidad se organizaron para ofrecer diferentes servicios. Los primeros, por ejemplo, son guías nativos que dirigen los recorridos de los visitantes por la montaña. El acompañamiento por un día cuesta USD 20.

La pesca de truchas es una de las actividades del lugar. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.

Mientras que las mujeres, organizadas en siete asociaciones, preparan la alimentación con productos que cultivan en los huertos y animales menores, como cuyes y gallinas.

Según Vanesa Cerón, líder de la Asociación SembrandoVida, la idea es hacer un circuito con las organizaciones productivas de la comunidad para impulsar el turismo comunitario.

Los visitantes de San Francisco también tienen la opción de recorrer sitios cercanos, como el bosque de los Arrayanes, la laguna de El Salado y el Museo de las Artesanías.

Santiago Chamorro administra el centro de hospedaje. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO

En este último, ubicado en San Gabriel, operan cuatro grupos de la Ruta Turística Descubre Montúfar. Una de ellas es la Asociación de Ceramistas del Carchi que exhibe y vende piezas de cerámicas inspiradas en la cultura Pasto.
Mauricio Ponce, uno de los alfareros, dice que una de las metas es rescatar la iconografía de la etnia ancestral.

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