En Peguche, Otavalo, Elena Córdova muestra el proceso artesanal para elaborar ropa y artículos con lana de oveja.Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO.
Junto a dos plantas, una de romero y otra de wantun, se ofrece la bienvenida a los visitantes del Jardín Botánico Eco Kawsay.
Estas dos especies, que forman parte de un sembrío de plantas nativas, ayudan a limpiar las malas energías.
Según Elena Córdova, quien impulsa esta iniciativa, los vegetales armonizan a las personas antes de ingresar a la casa. Esa es una creencia entre los miembros del Pueblo Otavalo.
En este vergel se conserva y aprovecha especies endémicas como el tilo, marambo o marco. El aroma de plantas como Ashnak Hiwa (hierba olorosa, en español) cautivará a los visitantes.
Este es uno de los siete emprendimientos que conforman, desde hace ocho años, la Asociación de Mujeres Jatary (Levántate, en español) de la comunidad de Peguche, en Otavalo (Imbabura), que se dedica al turismo comunitario.
Yaric y Jaime Pineda ofrecen a los viajeros un recital de música. Foto: Francisco Espinosa para EL COMERCIO.
Estas iniciativas permiten a las siete integrantes -todas indígenas Otavalo- generar una alternativa laboral en sus hogares, sin descuidar el cuidado de los hijos, explica María Estela Terán, líder de la organización.
La oferta incluye visita a talleres artesanales, de instrumentos musicales, granja, cafeterías y caminatas por senderos. En todas se ofrece hospedaje. El costo es de USD 30 por persona, incluye desayuno, cena y las demás actividades que se puedan realizar.
Jatary posee una capacidad para alojar a 30 huéspedes. En la Casa Mariaco, por ejemplo, se puede compartir las actividades cotidianas con la familia de su dueña, María Campo. El albergue, que cuenta con una cocina e Internet, tiene una vista ideal del paisaje andino.
La convivencia con las familias nativas es otra de las actividades que ofrecen esta iniciativa de turismo. Foto: Francisco Espinosa para EL COMERCIO.
Otro de los imanes es la gastronomía local. En la Casa Alemán, de propiedad de Terán, se puede degustar sopas de quinua, bebida de morochos, colada dulce de zambo o chicha de jora. Esos platillos llaman más la atención de turistas extranjeros, dice Terán.
Algo similar sucede con la demostración de bailes tradicionales y construcción de instrumentos musicales como rondadores y zampoñas que se ofrecen en el Taller Kinti Samy (Fuerza del Colibrí). Los ritmos de fandago y sanjuanito son los preferidos, comenta Cecilia Lema.
Los visitantes pueden adquirir caminos de mesa, bolsos, collares y otras artesanías. Foto: Francisco Espinosa para EL COMERCIO.
La iniciativa atrae a turistas como la alemana Andrea Schwarz, quien visita el sitio por tercer año consecutivo.
No se puede ir de Peguche sin participar en el Tumarina. Se trata de una especie de bautismo con flores nativas. Con el ritual andino se desea el bien.