Michael B. Jordan se hizo mundialmente famoso por su papel de Adonis en la saga de ‘Creed’, pero su talento actoral trasciende el boxeo.
En 2013, Jordan sacudió a la crítica con su actuación en ‘Fruitvale Station’. En ella interpretó a Oscar Grant, un joven asesinado por la policía en una estación de tren en Oakland.
Jordan capturó la vulnerabilidad de un joven común en sus últimas horas de vida, sin caer en sentimentalismos.
Seis años después, en ‘Just Mercy’, interpretó al abogado Bryan Stevenson, quien defiende a un hombre injustamente condenado a muerte.
La crítica especializada resaltó la contención emocional de Jordan, un acierto que mostró el temple de un hombre que enfrenta la injusticia con dignidad y perseverancia.
Su villano fue el más humano de Marvel
En ‘Black Panther’ (2018), Jordan dio vida a Erik Killmonger, un antagonista con una historia de abandono y rabia. La crítica señaló que fue “el villano más complejo del MCU hasta ahora”.
No era un simple enemigo. Killmonger es una víctima de la diáspora africana que busca recuperar lo que cree que su pueblo ha perdido.
Este papel le permitió a Jordan usar la furia como motor dramático, pero también incorporar una profunda tristeza. El público no solo lo odió, también lo entendió, y esa es una hazaña interpretativa.
En ‘Sinners’, la oscuridad lo enfrenta consigo mismo
Este jueves 17 de abril de 2025 llega a los cines de Ecuador ‘Sinners’, el nuevo thriller de terror gótico sobrenatural.
Michael B. Jordan interpreta a los gemelos Smoke y Stack, dos hermanos completamente opuestos atrapados en una historia oscura y retorcida que mezcla religión, culpa y deseo.
Jordan ha descrito en Variety que este es “el papel más demandante emocionalmente” de su carrera. Uno de los hermanos es un líder de culto silencioso y carismático; el otro, un hombre atormentado por visiones.
En palabras del crítico de cine Owen Gleiberman para Variety, “Jordan ofrece una doble interpretación que roza lo hipnótico”.
Hay un legado detrás de cada lágrima
La carrera de Michael B. Jordan no solo ha sido diversa, ha sido profundamente política y emocional.
Desde encarnar la violencia policial hasta enfrentar a sistemas judiciales corruptos o exponer traumas ancestrales, cada personaje ha sido un acto de resistencia y de arte.
Al igual que Denzel Washington o Sidney Poitier, Michael B. Jordan ha entendido que su visibilidad también es una herramienta. Ha elegido papeles que incomodan, que sacuden, que obligan al espectador a sentir.