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El juego macabro comienza otra vez

‘Saw’ inició su recorrido en 2004. Foto: Outnow.ch

‘Saw’ inició su recorrido en 2004. Foto: Outnow.ch

‘Saw’ inició su recorrido en 2004. Foto: Outnow.ch

Aunque ‘Saw VII’ se vendió como la última película de la saga, siete años después, los discípulos de Jigsaw aparecen para reiniciar el macabro juego, con el estreno de ‘Saw VIII’.

En la película han transcurrido 10 años desde la muerte del asesino en serie llamado Jigsaw. Sin embargo, una sucesión de misteriosos asesinatos ha llevado a la Policía a pensar que hay un posible imitador, que trata de mantener con vida el legado del famoso asesino serial.

Jigsaw se suma a otros íconos del cine de terror como Jason Voorhees, Freddy Krueger o Michael Myers, con quienes comparte no solo una longeva vida cinematográfica, sino además un mismo modus operandi que los convierte en cazadores.

Personajes, generalmente ocultos tras espantosas máscaras, acechan, persiguen, aterran y torturan a sus víctimas hasta la muerte.

Video: YouTube, cuenta CineMovs Trailers

Víctimas que para la docente y actriz Glendys Ariza no son tan arbitrarias como parecen, sino que se convierten en otro rasgo en común. “Este tipo de asesino en el cine es defensor de la moral, porque siempre va tras hombres y mujeres descarrilados. A los que se portan mal según los estándares de la sociedad”.

Con tantos elementos en común y una fórmula que se repite una y otra vez, la figura del asesino enmascarado no ha perdido fuerza en la industria. El legado de Jigsaw, por ejemplo, ha sobrevivido por 13 años y una saga de ocho entregas. El atractivo, dice Ariza, es la adicción a la adrenalina, que provoca un miedo ficticio y hasta cierto punto entretenido.

Más allá del entretenimiento, para el cinéfilo y productor musical Vinnie Reyes, el cine de terror pone en escena “temas que no se podrían tocar de una forma más fácil en un contexto social”. Pese a la reiteración, explica que este tipo de franquicias han sabido aprovechar la tecnología para renovarse estéticamente y no perder poder de convocatoria.