Juan Carlos Guamán propuso lo romántico masculino en el cierre de Runway ‘17

Las creaciones expuestas en el final del evento Runway, en Quito. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO

Telas en tonos rosas y otros colores azucarados vistieron a los modelos de la pasarela de JC7G, en la tercera edición de Runway. El diseñador quiteño Juan Carlos Guamán se armó de materiales en tonos delicados para la elaboración de su colección ‘Romanticism On Me’.
Que estos textiles se transformen en indumentaria para hombres es cuestión de visualización. También se trata de la continuación del proyecto bandera de Guamán: la moda sin género. Una propuesta que cuestiona las costumbres sociales de la vestimenta, recordando que las telas, colores y cortes no tienen género en sí mismos.
Es a través del tiempo que se ha impuesto qué es femenino y qué es masculino. De hecho, hasta 1940, la norma era que los niños vistan de rosado y que las niñas vistan de azul. También vale recordar que en el siglo XVI, los hombres usaban tacones para verse más altos y viriles.
La colección también se inspiró en el romanticismo. Obras como El Columpio de Jean Honoré Fragonard o El Caminante Sobre el Mar de Nubes de Caspar David Friedrich fueron algunas de sus referencias.
Guamán esbozó trajes de pantalón tipo pitillo y chaquetas tipo americana, pantalones floreados tipo jogger, camisas ‘oversized’con cuello militar, pantalonetas sobre la rodilla y otras de corte playero y sacos y chalecos hasta la altura de la rodilla.
Este lanzamiento no se encasilla en el mercado masculino.
El diseñador indica que es una colección ambigua en cuanto a género y por lo tanto se presta para que hombres y mujeres arriesgados lo vistan. Las camisas largas o los suéteres con estampados pasteles son algunas piezas que también pueden ser usadas por mujeres.
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La propuesta estuvo complementada con el calzado Cardanas y las gafas Inti Eyewear. Ambos son emprendimientos ecuatorianos de moda.
La tercera edición de esta plataforma de moda se llevó a cabo el 26 y 27 de agosto, en el Quorum del Paseo San Francisco. El último día tuvo en el cronograma tres conferencias, además de las pasarelas.
La conferencia de Estilismo y Producción de moda estuvo a cargo de Flatelier, un estudio de producción de moda a cargo de los argentinos Federico Laboureau y Maximilian Pizzi. Esta pareja también es una de las responsables de la realización de Runway, junto a la diseñadora y catedrática Marisol Romero y la experta en comunicación de moda María Elena Ricaurte.

La diseñadora guayaquileña Melissa Klein dio una conferencia sobre Diseño y Creatividad Textil y la periodista argentina Cynthia Ijelman habló sobre los periodistas y bloggers de moda.
Las pasarelas arrancaron con la participación de María Gracia Robles. La modista presentó la colección Favre, inspirada en la ilustradora francesa Malika Favre -que se caracteriza por el pop art.
Robles usó scuba, una tela que da volumen a los cortes, para crear las ondas que están muy populares en esta temporada. El algodón estuvo presente en vestidos bohemios, pero versátiles para diferentes momentos.
Sarah Erazo, una diseñadora emergente ecuatoriana, presentó una colección inspirada en la vestimenta de la mujer otavaleña. Usó alpaca, algodón, lana. La línea es de moda étnica, con cortes orgánicos pero con mucho volumen.
La cita fue cerrada con los diseños del colombiano Jorge Duque. Ropas superfemeninas y con aires setenteros vistieron a las modelos. Siluetas de escotes elevados, blusas amplias, lazos en los cuellos y flecos hicieron referencia a esa década.