Chris Nel puede descifrar los secretos del desierto del Namib. Es capaz de localizar la madriguera de arañas o gecos transparentes, los escondrijos de camaleones y de numerosas especies de serpientes y lagartos. Es un ecosistema frágil y paga un alto precio por cada vehículo cargado de turistas que pasa por allí.
“Las huellas nunca se van, se quedan para siempre porque el 30% de Namibia es duna y el 70% no es duna, es planicie de gravilla, es piedra”, agrega Nel.
Unas piedras que, al contrario que la arena, no puede remodelar el viento después de haber sido aplastadas por un vehículo pesado.
Cuando el éxito ‘Mad Max: furia en la carretera’ se filmó en la zona, en el Parque Nacional Dorob, en 2012, los ecologistas se indignaron. Nel es más pragmático.
Sobre la producción del filme en el lugar el guía comenta: “Tomaron un área pequeña, quizás de un máximo de cinco kilómetros, y utilizaron esa zona. Y las reglas eran que una vez acabaran de filmar tenían que rehabilitar, así que tenían equipos con escobas, rastrillos, redes”, agrega.
Para Neil se cumplió con el acuerdo y menciona que hubo zonas que quedaron aún más limpias que antes del rodaje. Luego de la limpieza realizada por los responsables de la producción de la película, en palabras de Neil, la zona quedó más bella.
Antes de que se estableciera el parque, hace cinco años, los habitantes y los turistas circulaban regularmente por las dunas en 4×4.
Hoy por hoy, el público solo tiene acceso a ciertas áreas y los guías utilizan senderos fijos para no dejar huellas nuevas. Sin embargo, de acuerdo con el proyecto gubernamental de conservación costera NACOMA, Namibia necesita una aplicación más estricta de la ley.
“A veces te encontrarás con que no hay suficiente personal para aplicar las leyes, así que este es uno de los desafíos y también creo que nuestras leyes no son lo suficientemente duras como para disuadir a la gente de vandalizar y tirar basura y todas esas cosas”, afirma Kleopas Kantika, especialista legal de Nacoma.
Es una batalla constante en estas populares zonas costeras. Por suerte, el desierto del Namib tiene una extensión superior a los 100 000 kilómetros cuadrados, por lo que muchas de sus dunas aún permanecen intactas.