La Fosje se fundó en 1995, de la mano del músico Patricio Aizaga, quien mantuvo una relación estrecha con Abreu. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
Un hondo compromiso marcó la labor de José Antonio Abreu: poblar de música la vida de los niños venezolanos, no solo como arte y belleza, sino como un camino de integración social colectiva.
En 1975, el maestro fundó el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela que, por medio de la educación musical, cambió el futuro de miles de niños faltos de recursos económicos o en condiciones especiales. Su semilla germinó en más de 40 países, que replicaron su modelo.
Uno de ellos, y con el que Abreu mantuvo una relación cercana, fue justamente Ecuador. Tras su fallecimiento, el pasado 24 de marzo, el Sistema de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles de Ecuador (Fosje) y la Embajada de Venezuela le rendirán homenaje en un concierto que se desarrollará hoy, 10 de abril del 2018, en la iglesia La Dolorosa de la av. Mariana de Jesús.
Para él, las orquestas y los coros eran más que estructuras artísticas o modelos de vida social. “Cantar y tocar juntos significa convivir de manera entrañable en ánimo de perfección y afán de excelencia”, declaró el ilustre. De ahí que el sentido utilitario de la música era el despertar de la sensibilidad.
“Para mí, es un deber espiritual rendirle un tributo y agradecerle, porque la Fosje es una obra del maestro en el país”, admite Patricio Aizaga, presidente de la Fosje.
El recital está armado por los niños, jóvenes y adultos que pertenecen a los dos programas de la Fosje: Educación especial y regular. Del primer grupo se presentará el coro Manos Blancas, conformado por 80 personas en el que niños que no pueden oír cantarán a través de las señas, además del acompañamiento de pequeños cantores.
Después seguirán los 25 niños que componen el coro de Campanas de Colores que, junto a 30 adultos mayores del Ensamble de Percusión, interpretarán el Himno a la alegría.
La Orquesta Sinfónica Juvenil, integrada por 150 niños y jóvenes de educación regular, tendrán su protagonismo en el escenario, bajo la dirección de Felipe Aizaga y Vladimir Lucero.
Una de las sorpresas del concierto será el reencuentro de la Orquesta Filarmónica del Ecuador, que cerró sus puertas en el 2012. Acompañados por instrumentistas de El Sistema de Venezuela, interpretará las obras Adagio de Albinoni, la Sinfonía Nº4 de Chaikovski y el Malambo de Ginastera.
El cierre del recital estará marcado por la unión sonora de los exfilarmónicos junto la con la Fosje, quienes darán vida al Apamuy Shungo, composición del ecuatoriano Gerardo Guevara.
Las piezas elegidas, aseguró Aizaga, eran joyas emblemáticas para Abreu, quien deja una herencia inabarcable de música para el mundo.