Sus testimonios resonaron en un auditorio repleto de médicos. Después de años de dolor, a causa de un error médico que marcó su vida, Patricia Cárdenas llegó al hospital público Abel Gilbert Pontón para compartir su historia.
Cárdenas aún viste de blanco y negro. Así mantiene vivo, en parte, el recuerdo de su hijo, Carlitos Rodríguez. Cuando el pequeño tenía 2 años sufrió una ligera caída y lo llevó a un pediátrico guayaquileño en busca de ayuda médica. “Debían cogerle dos puntos en la nariz. Pero lo ingresaron a quirófano y se pasaron con la anestesia… Quedó en coma y murió”.
Cárdenas contó el sufrimiento por la pérdida de su último hijo y el apoyo psicológico que requirió para superarlo. “Me armé de valor y estudié leyes”. Ahora es abogada y dirige una fundación que tiene el nombre de su hijo.
En todo este tiempo, 32 familias se han acercado a Cárdenas por casos de mala práctica médica en hospitales y clínicas de la ciudad, casos que han terminado en lesiones irreversibles, hasta la muerte. Muchas pasaron por fiscales y jueces pero solo quedaron en papeles que luego fueron archivados.
Su relato marcó el inicio de la conformación de la primera red ecuatoriana por la seguridad del paciente. El pasado viernes 31 de enero, en el hospital Guayaquil, médicos, residentes, pacientes, familiares y directivos firmaron un acta para formalizar esta iniciativa.
En octubre de 2004, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó oficialmente la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente. Su objetivo fue “lograr mejoras importantes para los pacientes de países ricos y pobres, desarrollados y en desarrollo, en todos los rincones del mundo”.
Esa es la directriz para la creación de la red local. Para Wilber Álvarez, coordinador de la unidad de atención al usuario del Abel Gilbert, este grupo ayudará a llevar la experiencia de los pacientes a los especialistas, ya sea por casos puntuales de alguna reacción adversa a cierto medicamento o por casos de mala práctica. “Se trata de impedir o minimizar este tipo de casos”.
El Abel Gilbert es el hospital público más grande de Guayaquil. Al día registra unas 1 200 atenciones en Consulta Externa y otras 950 en Emergencia. El año pasado reportó en total 744 000 atenciones.
Para fortalecer la red por la seguridad del paciente explica que pedirán asesoría a la OMS y a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), para capacitar tanto a médicos como a usuarios. “Buscaremos reducir los riesgos médicos al máximo. ¿Cómo lo haremos? Con médicos capaces, que el hospital brinde todos los recursos tecnológicos necesarios y que el usuario sea atendido con calidad”, mencionó Álvarez.
Liduvina Peñafiel, madre de Carlos Mora Peñafiel, también compartió su testimonio. A casi tres años de la muerte de su hijo, su familia mantiene vivo el ejemplo de lucha del joven que falleció a los 24 años a causa de una negligencia médica. Cuando apenas tenía 9 años se convirtió en una de las 21 víctimas que contrajeron VIH en una clínica de hemodiálisis, donde no cambiaron los filtros para el tratamiento.
La madre abnegada, que batalló junto a su hijo en todo momento, reflexionó junto a varios médicos y jóvenes residentes. Pese a la dura prueba de Carlitos, como es recordado, Peñafiel no ha perdido la fe en los especialistas.
Cuenta que confía en el trabajo de los buenos profesionales. Y se aferra a ello, porque la menor de sus hijos está luchando con un mal renal que al parecer es hereditario. Al igual que ocurrió con Carlitos, la jovencita, que está a punto de concluir el colegio, padece una enfermedad renal que demanda un costoso tratamiento. Todo el esfuerzo vale la pena para que la pequeña no termine en diálisis.
“Hay excelentes profesionales médicos, pero hay algunos que no son concientes. Hoy, justamente las leyes están para hacer correctivos”, dijo doña Liduvina.
El modelo de red de la seguridad del paciente se extiende por varios países. Como especifica la OMS, su fin es “brindar respaldo a las iniciativas dirigidas a hacer oír la voz de los usuarios, ciudadanos, pacientes o cuidadores interesados en compartir experiencias y lecciones aprendidas, para mejorar la seguridad de la atención sanitaria”.
Infecciones y cirugías, dos áreas para reforzar la seguridad
Reducir los riesgos por infecciones hospitalarias y en las intervenciones quirúrgicas son dos de las áreas que han concentrado el interés de la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente, de la OMS.
En el 2008 se publicó un manual titulado ‘Cirugías seguras para salvar vidas’. El informe subraya que “la falta de acceso a una atención quirúrgica de calidad sigue constituyendo un grave problema en gran parte del mundo”.
Se calcula que en todo el mundo se realizan cada año 234 millones de operaciones de cirugía mayor. Y que gran parte de los riesgos están asociados al uso de anestesia, infecciones en quirófano y complicaciones en el postoperatorio.
En los países en desarrollo, el mal estado de infraestructuras y equipo, la irregularidad del suministro y de la calidad de los medicamentos, la deficiente capacidad y formación del personal y la grave escasez de recursos financieros son factores que contribuyen a aumentar las dificultades, como indica el manual de la Organización.
Para reducir esos riesgos, la OMS delineó un conjunto básico de normas de seguridad. Estas apuntan a cuatro áreas específicas: prevención de las infecciones de la herida quirúrgica, seguridad de la anestesia, seguridad de los equipos quirúrgicos y medición de los servicios quirúrgicos.