Un estudio de Luis Maisincho da la campanada de alerta sobre el estado del glaciar del volcán Antisana. El trabajo del experto ecuatoriano, quien tiene una maestría en Ciencias de la Tierra otorgada por la Universidad de Niza (Francia), revela que la masa de hielo retrocede en promedio 25 metros por año.
El trabajo es el resultado de un esfuerzo conjunto entre el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) y el Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia (IRD).
Las conclusiones del estudio muestran el impacto del cambio climático en el nevado. Este es una fuente importante de abastecimiento de agua para Quito.
Maisincho advierte que en los últimos 100 años, la temperatura en los alrededores de la capital, se elevó 0,12 grados por década, un factor que ha incidido en la disminución del glaciar.
La masa de hielo del Antisana posee una superficie de 12 km2. “Era muy difícil realizar el estudio en toda esta extensión. Por eso se escogió una lengua glaciar representativa”.
Al glaciar seleccionado se lo denominó 15 Alfa y está localizado en el noreste del volcán (foto). Es representativo porque está próximo a la línea ecuatorial y a los trópicos, pero sobre todo es más accesible.
Hay un dato adicional: esta lengua glaciar alimenta directamente a la represa La Mica -Quito Sur. La Empresa Municipal de Agua Potable aprovecha su fusión (derretimiento del agua) para abastecer al sur de Quito. Eso significa que este glaciar escogido para el estudio es una reserva importante de agua natural para la capital.
Por esta razón, el estudio del glaciar es fundamental, porque a través de este se podrá determinar el impacto del retroceso en el abastecimiento de agua.
“Este es apenas el primer paso. Realizaremos otros trabajos para establecer este impacto”.
Maisincho desarrolló la investigación para obtener su maestría en Ciencias de la Tierra.
El investigador dice que el 15 Alfa, tiene una longitud de 1,8 km y un espesor promedio de 0,4 km. Gracias a la estación meteorológica ubicada a 4 800 metros sobre el glaciar, a la estación móvil y a la red de balizas (tubos) incrustados en el hielo, fue posible obtener datos certeros sobre su retroceso.
Desde 1994, la reducción del glaciar se mantiene, salvo en los años 1999, 2000 y 2008, cuando se registró un pequeño avance. Sin embargo, el volcán volvió a perder glaciar en otros años, en los cuales se registró un mayor derretimiento.
De acuerdo con esta investigación, el glaciar también está expuesto a los fenómenos de El Niño y La Niña. En el primer caso, hay una disminución de la nubosidad en la Sierra, la temperatura se eleva y la línea de nieve también se incrementa.
“Las precipitaciones líquidas (las lluvias) también se elevan en altitud, lo que da mayor superficie de derretimiento”.
Eso quiere decir que el derretimiento o fusión aumenta en el período de El Niño y el glaciar tiende a retroceder.
De hecho, en los años 1997 y 1998, donde la presencia de El Niño ha sido más intensa, el glaciar ha evidenciado un retroceso. Sucede lo contrario con La Niña, un fenómeno que es favorable para el glaciar.
Cuando se presenta aumenta la nubosidad; se incrementan las precipitaciones y hay una disminución de temperatura, entre los factores más relevantes.
El trabajo de Maisincho ha consistido en reconstruir la historia de ese glaciar. Evaluó los datos de temperatura registrados en 1950. Una vez realizada esta regresión es posible proyectar el futuro. En este momento, el borde del glaciar está a aproximadamente a 4 850 metros.
Si la temperatura del planeta sube de 4,5 a 5 grados centígrados hasta finales de este siglo, la cobertura glaciar del volcán Antisana se reduciría aproximadamente en un 50% en los próximos 50 años.