En un mundo vertiginoso, de restaurantes y bares que aparecen y desaparecen, hay varios que, en cambio, parecen estar destinados a permanecer y convertirse en emblemáticos. Eso ocurre con la Cafetería Modelo, que tiene 74 años y es una marca de tradición en la gastronomía de Quito.
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Cafetería Modelo, 74 años de tradición
Todo comenzó en 1950. Guillermo Báez, originario de Mulaló (Cotopaxi), decidió abrir una cafetería con una pequeña y vieja máquina para hacer café. Desde entonces, fue constituyéndose en una marca que siempre ha acompañado a los quiteños, sobre todo, al inicio, para los desayunos. Y es toda una tradición.
Por eso, en este podcast ‘La sobremesa con El Señor del Sombrero‘, hablamos con su hijo, también llamado Guillermo Báez, para que nos contara la historia y cómo fue evolucionando hasta convertirse, además de una cafetería, en un restaurante, cuando en la década de los 90, decidió ampliar su menú, incorporar platos, mejorar la decoración del sitio, e incluso expandirse a otros lugares de Quito.
Romper la costumbre
Fue por el año 1998 cuando Guillermo Báez hijo pensó que era necesario ampliar el menú. No solo quedarse como una cafetería. Había que ampliar la oferta para atraer a más clientes, sobre todo para los almuerzos.
No fue una tarea fácil. Guillermo, que había estudiado ingeniería comercial, tenía que convencer a su padre que el negocio debía modificarse, evolucionar, no quedarse en el sitio de siempre. No fue tarea fácil. La reinvención es compleja en ciertos momentos y cuesta dar el primer paso.
Finalmente, luego de muchas conversaciones, su padre aceptó. Y fue para bien. Porque allí encontramos ahora uno de los mejores secos de chivo que se puede encontrar en la ciudad. No se podrá negar que el ponche, caliente, por cierto, es también una de sus preparaciones más representativas.
“No voy a decir que somos los mejores, pero sí creo que somos buenos”, dice Báez en este podcast.
Cafetería Modelo, una búsqueda de expansión
El local principal queda en la calle Sucre y García Moreno, diagonal a la Iglesia de La Compañía, en el Centro Histórico de Quito. Es un local que en principio perteneció al Banco Central. Cuando este lo puso en venta, los Báez pensaron en comprarlo, pero pedían valores muy altos. Por fortuna, para ellos y los comensales, los nuevos propietarios los mantuvieron como inquilinos. Y pese a que hubo algunos cambios de dueños, siempre pudieron renovar los contratos de alquiler con la Cafetería Modelo.
Sin embargo, muy previsores, adquirieron otros locales en el Centro Histórico que arriendan a otros comerciantes, pero lo tienen siempre presente por si acaso se termine el contrato con el actual.
Luego, Guillermo, bajo la necesidad de independencia que a todo hijo le llega, decidió abrir un local en la Villaflora, en un inmueble que fue de su propiedad. Vendieron el edificio y cerraron el local, pero se expandieron más bien hacia el norte. Pero esa historia de 74 años, es mejor escuchar en este episodio de El Señor del Sombrero, en que también dialogamos sobre el plato que une a los ecuatorianos a finales de octubre: la colada morada, que una vez fue declarado como el mejor de la ciudad, y las guaguas de pan.