La ecuatoriana Gabriela Ponce es escritora, directora de teatro y docente.
En 2019, Gabriela Ponce publicó su primera novela, ‘Sanguínea’. Dos años después, la escritora y dramaturga ecuatoriana traslada la prosa al teatro, en una obra homónima que se estrena este mes en España.
El libro narra un momento de crisis en la vida de una mujer y una travesía emocional y física en busca de una salida, tras el desmoronamiento de su matrimonio.
Hacer de la palabra escrita la portadora de un estado interno convulsionado, que se refleja y extiende en el cuerpo de la narradora y protagonista, a partir de una forma de escritura instintiva y “desbocada”, es lo que distingue a la obra.
“La narrativa está bastante influenciada por mi experiencia escénica y visual”, admite la autora que ha sido premiada por su trabajo en las piezas teatrales ‘Lugar’ y ‘Tazas rosas de té’.
La Fundación Casa América Catalunya, de España, invitó a la autora para presentar una lectura dramática, que finalmente se derivó en una propuesta para hacer un montaje escénico.
El primer desafío, dice Ponce, fue tomar distancia de su propio texto para encontrar la potencia teatral y los elementos necesarios para trasladar la historia a los tiempos y códigos del teatro. “Hubo cosas que se quedaron fuera, pero por otro lado el texto se enriquece del elemento corporal, vocal y visual”, dice.
La obra empezó a materializarse con la llegada de Maribell Arango y Carolina Torres, dos actrices colombianas que interpretan al mismo personaje en tablas. En esta suerte de desdoblamiento del personaje, Ponce quiere proyectar la idea de una historia individual que, a su vez, se vea y se sienta como la historia de muchas mujeres.
“El momento en que escuché el texto en voces y cuerpos concretos la historia dio un vuelco a la materialidad que siguió construyéndose a partir de la interacción con las actrices”, asegura.
Para dirigir la obra desde Ecuador en España, Ponce también se desdobló y recurrió a la codirección de Eliecer Navarro, quien fue sus ojos y oídos durante el montaje de la obra en Cataluña, a través de incontables sesiones de trabajo virtual.
Ponce apuesta por un balance entre el diálogo y el teatro de acciones. “Pero no es una obra que intenta mimetizarse con la realidad”, asegura la directora acerca de una representación que también juega con el ‘performance’ poético y visual.
El blanco y el rojo también saltan de la página al escenario como elementos simbólicos que buscan sostener la fidelidad sensorial de la obra escrita.
El estreno de la obra está previsto para el próximo 25 de enero con dos funciones presenciales. La directora aspira a que la obra también se pueda presentar en escenarios ecuatorianos.