Páramos de Urbina, límite entre Tungurahua y Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO
Recorrer la Sierra al final del verano permite captar imágenes de postales emocionantes. Pero los fenómenos naturales añaden colores y formas irrepetibles.
La paleta del cielo toma inusitados tonos gracias a la conjugación de luz, nubes, agua y ceniza, como sucedió en estos días tras la erupción del volcán Sangay.
Estas imágenes fueron captadas con la cámara de un teléfono celular, durante los viajes entre Tungurahua y Chimborazo.
El horizonte está marcado por una nube de ceniza del volcán Sangay, que pasa sobre Guamote. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO
En Chibuleo, una nube de ceniza del Sangay solo dejaba ver la iglesia de la comunidad. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO
Es en el sector de Mocha, en la provincia de Tungurahua, una gran nube presagia la lluvia. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO