Pablo Carrión es el custodio responsable del Fondo Antiguo Luciano Andrade Marín, de la Biblioteca Municipal. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.
El Fondo Antiguo Luciano Andrade Marín acoge en sus estanterías 13 000 volúmenes, publicados entre 1523 y 1950. De ellos, 3 000 pertenecen a la sección nacional y 2 000 fueron avaluados en una primera fase. Esta selección fue valorada en USD 500 000.
Pablo Carrión, responsable del Fondo Antiguo Luciano Andrade Marín de la Biblioteca Municipal Federico González Suárez, da a conocer que esta colección se concretó en 1990, cuando se tomó la decisión de separar los libros antiguos. Sin embargo, fueron colocados en una sala en la planta baja donde había humedad, lo que provocaba el deterioro.
“En el 2016 se vio la necesidad de reestructurar el Fondo Antiguo y ponerlo en valor”, dice Carrión. Entonces se mudó la colección al primer piso, donde hay más ventilación. El Instituto Nacional de Patrimonio hizo un trabajo de refuerzo de la estructura del piso para que soportase el peso.
Lo siguiente fue crear la sección nacional, que en un inicio contó con 2 000 volúmenes. La sección extranjera, por otro lado, suma 10 000 volúmenes.
El proceso continuó con la catalogación y avalúo de la obra nacional. Para ello, se contrató al bibliógrafo Gustavo Salazar, quien realizó la actividad durante el segundo semestre del 2018. “Esta biblioteca fue creada por personajes que creían que la ciudad debía tener una biblioteca”, dice Salazar para explicar el contenido de la misma.
Fue fundada hace más de 125 años por Leonidas Batallas y se convirtió en una biblioteca muy estimada. “A lo largo de las décadas ha recibido libros autografiados de autores como Augusto Arias, Gonzalo Zaldumbide o Jorge Carrera Andrade”, indica Salazar.
La primera edición de la ‘Historia del Ecuador’, de Federico González Suárez, reposa en el Fondo Antiguo. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO.
Una vez finalizado el trabajo, se conoció que el valor promedio de cada obra es de USD 150. Sin embargo, hay volúmenes que pueden costar varios miles, mientras que hay otros con avalúos menores.
“Hay obras cuyas ediciones están en otras bibliotecas, pero aquí han sido avaluadas con mayor valor porque contienen el autógrafo del autor”, cuenta Carrión. Es el caso de ‘La Historia del Ecuador’ (1890), de Federico González Suárez, que en las primeras páginas tiene la rúbrica del autor y un exdono.
El primer Diario Oficial de 1830, que se convertiría después en el Registro Oficial, las primeras obras de Benjamín Carrión y la Constitución Política de 1830 son algunas obras que tienen restricciones. Sin embargo, se puede acceder a la mayoría de la colección, que es de interés principalmente para investigadores.
Mientras Salazar realizaba el avalúo, se encontró en una bodega de la Biblioteca cerca de 1 000 folletos que ahora son parte de la colección nacional con contenido religioso, obituario, legislativo y también de réplicas a querellas públicas.
Estos documentos son “trascendentales para el patrimonio bibliográfico nacional”, según Salazar. Entre las joyas que se halló están el Homenaje a Azogues, la primera publicación hecha en esa ciudad en 1800, y un grabado realizado por Oswaldo Guayasamín, para la portada de un libro de poemas de JH Navarro, en 1939.
La catalogación y avalúo de la sección extranjera está pendiente, debido a temas presupuestarios. Salazar adelanta que en esta colección también hay obras “preciosas”, como una edición de Horacio, traducida al castellano y publicada en Salamanca, o el ‘Tratado de Medicina y Ciencia de Marcus Ambrosii’, impreso en Venecia en 1523.