Un gesto de exceso neobarroco marca la muestra de la ecuatoriana María José Argenzio en el MAAC Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
La muestra recorre tres grandes ejes, que aluden todos a estructuras de poder colonial aún instaladas en sociedades como la ecuatoriana. María José Argenzio se apropia de la heráldica gentilicia española (con las banderas, patrones y diseños de los escudos de armas de linajes o personas), para ironizar sobre pretensiones sociales “de sangre azul” y reivindicar más bien unas raíces indígenas.
La noción de la ruina en lo barroco, con pedazos de columnas dóricas y corintias hechas en resina, con sus excesos de ornamentos clásicos o inventados, hacen parte también de ‘No todo lo que brilla’, la exposición que la artista ecuatoriana mantiene abierta en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC).
Un tercer cuerpo de obras se ocupa del poder político y económico, y además de unos procesos traumáticos para el país, como en la obra de 25 000 monedas de 1 sucre bañadas en pan de oro (el equivalente a un solo dólar al momento de la dolarización del Ecuador en el año 2 000), en pilas de monedas alineadas sobre una mesa.
“Le estoy dando un valor a algo que ya lo perdió, y la gente se inclina a ver el trabajo de pan de oro como si le hicieran una venia al sucre, obligo a la gente a que haga una venia a esta moneda”, explica Argenzio.
Son en total 24 obras de aliento instalativo, con banderas, pergaminos, telares, objetos y esculturas, donde la artista recopila piezas recientes con otras que ha venido trabajando desde el 2010.
Abre la muestra una de las piezas más antiguas, llamada ‘Chiquita’ (2013), una escultura de tres bananas vaciadas en resina y cubiertas en pan de oro sobre una almohada de terciopelo negro, como si se tratara de una joya o una corona.
En la obra hay escudos de armas, para ironizar sobre el linaje. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.
El uso del oro y el ornamento son recurrentes en la obra de la artista como vehículo de otro de sus temáticas formales: el exceso. “El interés por el material y el espacio es imprescindible en mi cuerpo de trabajo pues busco explotar la condición de los objetos a través del impacto que genera su presencia en el espectador”, dice.
Argenzio explora temas como las aspiraciones de la sociedad a la alta alcurnia y la negación a la herencia indígena.
La obra se ubica en el neobarroco, hace uso de algunos de los motivos y estilos excesivos del barroco, “una puesta en escena, la teatralización de las apariencias, la ilusión que ha generado desde el siglo XVII la cultura de las apariencias”, según explicó la historiadora del arte colombiana, Sara Garzón, curadora de la muestra.
“Muy pocos artistas están generando una verdadera crítica a la clase alta, que ayude a entender como la estructura de jerarquización social se ha construido”, indicó Garzón.
Argenzio trabaja con artesanos de San Antonio de Ibarra la madera tallada, los bordados, vaciado de escultura o la aplicación de pan de oro (lámina muy fina de oro batido).
La obra ‘Con nombres y apellidos’ exhibe un esmerado marco de madera tallada sobre cortinajes rojos y negros que en vez de un personaje muestra dentro patrones geométricos de la heráldica gentilicia, en orete sobre papel transparente, como una forma de teatralizar la idea del retrato, género que estuvo vinculado a la nobleza
“El papel transparente refiere al papel calquito, porque siempre he dicho que la ecuatoriana es una sociedad de la copia y la pega, que siempre está mirando mucho hacia el norte, repitiendo y que no busca una identidad propia”, comenta la artista.
En la instalación de una decena de Banderines bordados con íconos ecuatorianos, los escudos de armas en vez de dragones, leones o coronas llevan chozas, cerbatanas, tortugas, indígenas o flautas de pan.
“Tengo la nacionalidad italiana y la ecuatoriana –agregó Argenzio-. He vivido en una familia aferrada a la búsqueda de una genealogía, que los lleve a relacionarse con la realeza europea, lo que refleja la negación hacia lo nuestro, hacia nuestras raíces indígenas”.