Fue en la construcción de su historia artística donde Estados Unidos encontró el contrapeso a su poder. Poesía, música, performance, danza… El formato ha sido indistinto en el momento de criticar los procesos político-sociales realizados por esta nación. He aquí a algunos de los que pusieron en duda las acciones de su país.
Allen Ginsberg (1926-1997)
“América te he dado todo y ahora soy nada”. Era enero de 1956 y el fantasma de la Segunda Guerra Mundial permanecía fresco en la memoria de los estadounidenses. Es en este escenario en el que toma forma ‘América’, poema en el que Ginsgberg habla de aquellos miedos que no solo a él lo angustiaban sino a todos quienes vivían en ese país.
Ya en los albores de su carrera como escritor era clara la postura que Ginsberg mantenía frente a los Estados Unidos. En ‘Aullido’, su obra célebre publicada en 1956, habla sobre cómo la vida capitalista de la nación llevaba a sus ciudadanos a los extremos de su destrucción.
Pero su labor no fue exclusivamente en el campo de las letras. Desde los años 50, y hasta el final de sus días, él participaría en protestas no violentas en contra de guerras como la de Vietnam y a favor de las minorías desprotegidas. Su convicción política fue tal que, en alguna ocasión, fue expulsado de Cuba por sus comentarios a favor de la comunidad homosexual.
Noam Chomsky (1928)
Considerado como el “intelectual más presente”, según The New York Times, Chomsky ha sido uno de los grandes críticos de la política estadounidense contemporánea. Un muestra de aquello fueron sus declaraciones tras el atentado terrorista del 11 de septiembre del 2011 sobre Nueva York y Washington, situación que, para él, fueron el resultado explotación y presiones de EE.UU. en los países del tercer mundo.
En varios de sus escritos sobre política, el filósofo y lingüista ha comentado que la ambición norteamericana ha llevado a justificar guerras en su único interés por afianzar su poder en el extranjero. Las amenazas terroristas por parte de grupos de Medio Oriente son una muestra de la inconformidad de varios de países hacia este país.
Una de las entradas más amplias para conocer su trabajo es posible a través del libro ‘Entrevista a Noam Chomsky. En su primera parte, este habla de cómo “Noam Chomsky critica en múltiples aspectos el sistema político de Estados Unidos así como su proceso electoral, y da cuenta también de las consecuencias de esas elecciones a nivel mundial”.
David Wojnarowicz (1954-1992)
Fue uno de los primeros artistas estadounidenses en trasponer distintos soportes y materiales sin temor a las críticas, produjo pinturas con técnicas de graffiti, sus fotos también eran collages, escritor de ensayos narrativos, realizador cinematográfico, actuó e hizo instalaciones, colaboró en publicaciones de comics, y mucho más.
Su estética provocadora de espíritu híbrido y activismo frontal por los derechos de la comunidad homosexual que era diezmada por el VIH, de la cual nunca negó pertenecer, le valió el rechazo e indiferencia de gran parte de los círculos culturales del Nueva York de los 80.
No obstante su determinación creativa también lo acercó a varios artistas a quienes les interesaba aquellos temas tabús de la sociedad estadounidense, artistas innovadores como la cantante, pianista y compositora avant-garde Diamanda Galás (quién perdió a su hermano víctima de la falta de atención médica por ser seropositivo y homosexual), o la músico y poeta Lydia Lunch, entre otras figuras del underground neoyorquino como su propia pareja el fotógrafo Peter Hujar, con quien realizó series fotográficas conmovedoras.
Los símbolos de la idiosincrasia estadounidense más conservadora son bombardeados en murales, afiches y fotomontajes de Wojnarowicz.
Por ejemplo, en una de las piezas sin nombre de su serie de fotomontajes negativados ‘Sex Series’, dos hombres copulan en un círculo aislado mientras un tren corta el paisaje de un país árido, en otro círculo ha montado un grupo de leucocitos y si el tren continuara los destrozaría bajo la mirada de policías que empujan algo desconocido, ellos están justo en el lado contrario y al frente de la pareja de amantes, el tren de todos modos no se detiene.
En un cartel pop a tres colores Estados Unidos es una diana sobrepuesta por un relato que podría ser poesía en prosa, en él Wojnarowicz repite las palabras pronunciadas por varios conservadores: “If you want to stop AIDS shoot the queers” (Si quieren acabar con el SIDA disparen a los maricas).
Una de sus preocupaciones y fijaciones eran las instituciones sociales: la escuela, la iglesia, el estado y la familia. Se enfrentó con el modelo de vida estadounidense de moral conservadora y llegó a coserse la boca en el video-performance ‘A Fire In My Belly’ en colaboración con la característica voz desgarradora y épica de Diamanda Galás.
Diamanda Galás (1955-)
Compositora, cantante y pianista experimental de raíces griegas, ha incursionado en el jazz, free jazz, góspel, blues y ópera. Por el carácter de sus presentaciones en vivo se ha dicho que también hace performance, sus shows son ejecuciones especiales de puestas en escena casi teatrales, en algunas ocasiones ha cantado en iglesias liberales e incluso grabó uno de sus discos en la segunda catedral más grande del mundo, la Saint John the Divine de Nueva York en 1990.
Su registro vocal de tres octavas y media le permite ejecutar lo que ella llama “los más terroríficos sonidos vocales”, esos son sus voces guturales, glosas (comentarios musicales que dan base a la armonía y melodía de las composiciones), gritos y gemidos desgarradores, con ellos trasmite el dolor, la lamentación por la víctimas de genocidios y torturas, la desesperación del aislamiento de quienes han muerto por afecciones relacionadas al VIH/SIDA.
Considerada como una artista agitadora y llamada la diva de la oscuridad, no separa su estética macabra de las reivindicaciones sociales, su sensibilidad no apela a la lástima ni a la culpa, la vuelca a la provocación; más de una vez ha participado de acciones públicas con grupos activistas y en una ocasión fue arrestada en una iglesia de Nueva York por pronunciarse en contra de las políticas de educación sexual en las escuelas públicas de Estados Unidos.
Galás tiene tatuado en los dedos de sus manos “We are all HIV+” (Todos somos seropositivos), simbolizando su solidaridad con las personas que padecen este síndrome de inmunodeficiencia, recordando además la vida y sufrimiento de su hermano. El arte, la literatura y la historia son tres de las fuentes que toma Galás para alimentar su obra.
El disco ‘Defixiones, Will and Testament: Orders from the Death’ (2003), por ejemplo, es un homenaje a las víctimas del genocidio armenio, en el cual fenecieron más de un millón y medio de armenios, griegos y asirios por órdenes del Estado turco (1915-1923). Galás creció con los relatos que su abuelo contó a su padre sobre las deportaciones, epidemias y torturas de los exiliados armenios.
En varias de sus declaraciones ha mencionado que no teme amenazas por enfrentar en sus presentaciones a la política estadounidense por estar aliada al gobierno turco e israelita que aunque no niegan las matanzas no reconocen como genocidio el trágico capítulo de la historia armenia.
Paul McCarthy (1945-)
Histriónico, paroxístico, tocando el kitsch sin encasillarse en él, Paul McCarthy es indefinible y controversial. Critica las convenciones sociales y la moral política explotando las contradicciones de los discursos de los presidentes y senadores estadounidenses, sin olvidar los estereotipos de la publicidad y la televisión. Si bien su principal medio de expresión es el performance y las instalaciones McCarthy impregna en todas sus obras un tono de incorrección política.
Ver una de sus instalaciones es tan incómodo que no deja al público quieto contemplando cualquiera de sus trabajos. ‘Train, Mechanical’
es uno de esos grandes objetos que coloca en museos o parques. Dos hombres desnudos con el rostro de George W. Bush Jr. copulan con dos cerdos que a su vez son abrazados, cada uno por un pequeño cerdo; estas máquinas de movimientos y sonidos repetitivos no son recomendables para personas con humores sensibles, puesto que la instalación está abierta a múltiples interpretaciones y es directa al momento de burlarse de la política estadounidense.
Lo han acusado de sensacionalista pero sus trabajos no se restringen a la trasgresión política, ha explorado otros temas para la expresión visual. Por ejemplo en ‘Mad House Jr.’, otra de sus instalaciones con sistemas electrónicos, un cubo que asemeja a una casa de puerta y ventanas abiertas sin techo gira sobre su propio eje a velocidades altas sostenida por brazos y piernas mecánicas que hacen que la casa cambie de posiciones sin salir disparada de su sitio, al interior del cubo hay una cámara que registra todo el movimiento para después proyectarlo en una de las paredes de donde se exhiba la instalación.