Si alguien quiere hablar con Paul McCartney deberá primero entablar charlas con Stuart Bell y John Hammel. Ambos son los asistentes del músico, salvo que el primero comanda la agenda en Londres y el otro, in situ.
Los dos tienen esa amabilidad de escuela inglesa que se nota no solo en el tono de la pronunciación sino en el esfuerzo que parecen realizar para que el interlocutor se sienta cómodo. Con quien más se habla es con John. Durante tres ocasiones tuvo que explicar que Paul no estaba listo (pese a que el mismo John había dado instrucciones para llamarlo a ciertas horas) y que lo disculparan. La espera duró cerca de cuatro horas.
Pero es Paul McCartney., no hay ningún problema en aguardar por uno de los cantautores más influyentes en la historia de la música contemporánea. Finalmente, la voz de John alertaba que junto a él se encontraba sir Paul y que estaba listo para empezar.
Lo cierto es que antes de comenzar a formular el saludo al artista la conexión se perdió. John no contestaba. Stuart sí. “Sigue insistiendo, ya te va a contestar, seguramente entró en un túnel”, dijo el asistente desde Londres. Efectivamente, la conexión regresó, aunque bajo la advertencia de John de que a la charla deberán restarse los cinco minutos perdidos.
“Hola (Luis) Fernando, soy Paul. Te escucho bien, ¿tú me escuchas a mí?”, así se presentó una voz que resulta tan familiar como la de un amigo, un familiar o un locutor que no pierde vigencia. De inmediato quiso compartir que en su primera visita al país su prioridad será dar su concierto, aunque no descartó hacer turismo si fuera posible.
“Siempre tratamos de hacer algo de turismo pero a veces no hay tiempo. Vamos a ver. Voy a tratar de echar un ojo. Escuché que es muy hermoso”. Agregó además que si llega a viajar lo haría junto con su esposa Nancy Shevell. “No voy con más familiares… pero ella es suficiente (risas)”.
Y si se habla de familia es necesario hablar de las personas que conforman esta gigante empresa de entretenimiento que es Paul McCartney (llegan tres aviones a Quito). Ha compartido más de 20 años con sus músicos y técnicos.
Paul se interesa en detalles como el sonido (nunca se ha perdido una prueba), luces y efectos especiales como las explosiones durante el tema Live and Let Die. Todo pasa bajo su supervisión y aprobación. La gira que lo trae a Quito, ‘Out There’ se mantiene ya casi dos años, en donde el artista interpreta cerca de 34 canciones, en tres horas. El repertorio incluye canciones que ayudaron en los Beatles, Wings y en su etapa en solitario.
“Creo que soy buen jefe. Me gusta mi equipo como una familia. Son buenos tipos y van conmigo mucho tiempo. Pero (pausa) a veces al inicio de una gira, si algo sale mal debes recordar a la gente que trabajamos con altos estándares porque hay que hacerlo bien”.
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Lo cierto es que el buen ambiente laboral ha sido documentado y se sabe que durante los cumpleaños de sus trabajadores el músico suele organizar fiestas después del concierto, en donde se sienta al piano o baila, si así le place. Y se cumplen varios festejos, pues entre esta y sus giras pasadas casi van cuatro años de recorrer el mundo. Y a donde va McCartney trata de soltar líneas en el idioma nativo. Algo que ocurrirá en Quito.
“(Español) fue el primer idioma que aprendí en Liverpool a los 11 años. La mayoría en Europa aprende francés pero en nuestra escuela por suerte no. Solía tener un amigo por correspondencia que era de Barcelona. Trataba de entender sus cartas en español”.
La mayoría de frases que el músico prepara surgen detrás del escenario, donde pasa internado horas antes del show, probando sonido o comiendo bien. “No como mucho antes del show; normalmente lo hago después. Pero hay mucha buena comida vegetariana. Algo que siempre les digo (a los chefs) es ‘oye, ¡debemos ser el mejor restaurante de la ciudad!’. Atrás se encargan de que todos pasen de lo mejor”. Añadió que aunque no tiene certeza si su chef comprará productos locales, realmente espera que así sea. “Sería bueno probarlos ¿no?”.
Luego la plática se enfocó en la música, especialmente en su voz, que siempre parece atreverse a nuevos lugares. “En canciones como Lady Madonna es muy diferente la voz que en Yesterday. Me gusta jugar con los estilos vocales. Si haces algo rock n’ roll, tu estilo va a ser más duro que cuando haces una balada. Trato de cambiar”.
Sin embargo, en cuanto al show, prefiere que su ‘en vivo’ se mantenga lo más fiel posible a la partitura de las canciones originales. Algunos de esos temas están en su nueva producción llamada ‘New’, la cual tuvo cuatro productores, fórmula que no sabe si volverá a repetir. “Fernando, estamos llegando a un estadio, voy a tener que terminar. No sé si lo repetiré (la fórmula de los cuatro productores). Tengo un plan diferente para cada disco”. En ese momento la comunicación se volvió intermitente.
Desde el ruido blanco de casi un minuto se escuchó un ‘Goodbye!’.
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