El éxito de los estudios Walt Disney nació con el estreno de ‘Steamboat Willie’, hace 86 años. A la fama de Mickey Mouse le siguió la popularidad de otros emblemáticos personajes que trascendieron la barrera generacional para convertirse en símbolos populares.
Donald Fauntleroy Duck o simplemente conocido como el Pato Donald debutaba en al pantalla grande en 1934, tal vez sin saber que llegaría a ser más famoso que el mismo Mickey.
Aquel pato cascarrabias con gorra y camisa marinera, de listón rojo sobre su cuello y con una voz casi ininteligible (interpretada por Clarence Nash), celebró ocho décadas de existencia.
Con una serie de historietas que llegaron a reproducirse en 322 periódicos, más de 200 filmes, un asteroide bautizado con su nombre, protagonista en varios videojuegos y una estrella en el paseo de la fama en Hollywood, Donald es un ícono de la cultura popular y un referente de fuertes influencias en el mundo de la animación.
Amado y criticado, Donald se convirtió en el protagonista de su propio mundo en Duckburg, su ciudad natal. De carácter flemático, enemigo del trabajo, un tanto indisciplinado, siempre trata de evitar la confrontación aunque asume con resignación los golpes que le da la vida. Donald tuvo que pasar por el servicio militar para saber que no podía distinguir entre el color azul y el verde (daltonismo) y que tenía pie plano.
Pero el simpático pato también tuvo sus detractores. Ariel Dorfman y Armand Mattelart acusaron a Donald de convertirse en un agente del imperialismo cultural. En su libro titulado ‘Para leer al Pato Donald’, los autores delatan el doble carácter de estas historietas animadas.
El inocente entretenimiento se había transformado –para Dorfman y Mattelart- en un sistema ideológico de consolidación del capitalismo. El dibujo animado se convierte en el prototipo del sueño burgués donde nadie trabaja, todos consumen y acumulan riqueza. Un ambiente donde los autores descubren que el único punto de conflicto son los chicos malos, personajes sin conciencia que atentan contra la propiedad privada.
Pero no fue solo la lectura económica con la que Donald fue parte de la polémica, también fue visto como una plataforma política. Su popularidad coincidió con el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Una época en la que el personaje se convirtió en el representante de los más altos valores patrióticos y defensor de la libertad y de la democracia.
Actualmente, Mickey, Donald y sus amigos han dejado de ser el principal atractivo en la vitrina de ofertas de la factoría Disney, una empresa que en los últimos años ha intentado renovar la imagen de la clásica princesa y que le ha dado espacio a nuevos personajes como en ‘Cars’, ‘Up’, ‘Toy Story’ y las bien redituadas estrellas juveniles.
La última vez que los personajes de la original pandilla Disney aparecieron en el cine fue en ‘Get a horse’, un nostálgico cortometraje celebrando los 85 años de Mickey Mouse y que sirvió de antesala para el estreno de ‘Frozen’.