Jesús Adrián Romero derrocha fe y energía

Concierto de Jesús Adrián Romero. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Concierto de Jesús Adrián Romero. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

Concierto de Jesús Adrián Romero. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO

A las 20:08 se escuchaban los silbidos de la gente. El público clamaba la aparición del artista, pautado para presentarse a las 20:00, en el Coliseo General Rumiñahui.

Las localidades no se llenaron hasta ese momento. General ya copaba su espacio casi por completo, pero desde butaca hasta Box, no lograban llenar los grandes vacíos.

El mexicano apareció en escena a las 20:53 tras los acordes del tema Espíritu de Dios. El público estalló en un solo grito y tras la petición del cantante de que se levanten de sus asientos, siguieron también los brazos levantados, en señal de invocación.

El ensamble precisó de seis personas, que lo acompañaban con guitarras, percusión y sintetizadores, en un armónico escenario que dejaba ver claramente a cada uno de los integrantes.
Tres pantallas armaron la escenografía del evento. La más grande, ubicada detrás del artista, servía para pasar los vídeos oficiales de los temas de Romero.

"La Biblia dice que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, miren a la persona de alado y díganle: cómo te pareces a Dios", fueron las primeras palabras del artista al dirigirse al público.

Romero conoce a su audiencia y no necesitaba moverse, casi no se alejaba del pedestal, mientras sus manos replicaban todo lo que decía la letra en canciones como Te vi y El aire de tu casa.

La velada continuó con remembranzas a los textos bíblicos "dice la biblia que Dios es tan grande que el mide con su palmo las galaxias, los millones de estrellas. No Solamente eso, sino que llama a cada una por su nombre. Este Dios tan grande y poderoso ha escogido, por sobre todos los nombres, llamarse padre. El es tu padre y es mi padre", dijo al empezar el tema Eres mi padre, seguida de El brillo de mis ojos.

La organización del evento se descompuso un poco por el sonido del lado derecho del escenario.

Romero empezó nuevamente a contar anécdotas de sus temas y su gira, recordando que en Quito será el ultimo concierto del año.
Cuando quería dar los detalles de por qué se dedicó a viajar, escribir, canciones y cantarlas, los asistentes de General reclamaron el sonido escaso en esta zona.

La anécdota de una mujer en Monterrey que dejó las ideas de suicidio tras escuchar su disco, perdió efecto tras la pausa por culpa del sonido.

Romero se percató de los gritos y pidió a los organizadores permitir el acceso del público a otras zonas. "Si no escuchan, bajen a los puestos vacíos, acá hay bastantes" dijo el artista señalando los espacios de VIP.

La audiencia se tomó el Coliseo, moviéndose por todo el lugar hasta pintar de color los espacios blancos que se veían por todo el Coliseo.

Antes de que todos vuelvan a sus asientos, Romero dio paso al tema Razones para vivir, que grabó con Alex Campos, quien estuvo presente entonando desde las pantallas.

El pastor no abandona su prédica en el concierto y en un extenso monólogo trató de mostrar el camino a seguir, para encontrar la función de cada uno en la vida. Para ello, indica el artista "debes responderte tres cosas: qué te gusta hacer, qué haces bien y qué es de bendición para el resto".

Con esto siguió el sencillo Soplando vida y Sobre tu regazo.
"Hay un sentimiento interesante que todos compartimos es la idea de que la vida puede ser perfecta y maravillosa. Nos aferramos a esta idea porque en tu ADN espiritual esta el recuerdo de Adán y Eva, desde que fueron expulsados del Edén el hombre vaga por la tierra", narraba Romero, mientras el público hipnotizado seguía sus palabras, que provocaron llanto en algunos asistentes. Este intro fue para la canción Te dejo ganar y le siguió Nadie se lo imaginó.

El ultimo bloque de temas fue mas movido, un poco de rock/pop y salsa se adueñaron del escenario. Así, con un público bailando sonaron temas como Cuenta conmigo y Pegado a ti.
Tras una hora y media de música Romero se despidió de su ferviente audiencia quiteña, hasta una próxima ocasión.

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