Son los invitados especiales de la Convención Internacional del Tatuaje, que se celebrará del 25 al 27 de septiembre. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO
Luce el torso desnudo para mostrar todos sus tatuajes, que son más de 1000. Saca la lengua a cuanta persona ingresa al salón para que también se puedan apreciar los tatuajes que tiene dentro de la boca: en la lengua y en la parte interior de las mejillas y de los labios, donde se lee ‘Fuck Off’.
Viste únicamente un calzoncillo con cuadrados de ajedrez, que da realce a su sobrenombre: Hombre Ajedrez, que le fue puesto porque tiene el rostro tatuado como un tablero de este popular juego de mesa.
Matt Gone es estadounidense y es uno de los invitados especiales para la tercera Convención Internacional del Tatuaje Quito-Mitad del Mundo, que se iniciará este viernes 25 de septiembre en el Hotel Best Western Plaza (De Los Shyris y El Comercio).
“La gente mira mucho, pero no es una mirada de desprecio, sino de curiosidad y de asombro. Llevo 20 años con tatuajes en el rostro y al final uno termina por acostumbrarse. Al fin y al cabo, ¿a quién no le gusta el ajedrez?”, dice Gone en su presentación en el lanzamiento de la feria, la noche del jueves (24 de septiembre).
En el muslo derecho tiene el diseño cuadriculado del ajedrez y algunos de los espacios sin color están rellenos con banderas de diversos países. “Son los países que he visitado: esta es mi colección de banderas. Karla (Cuatín, organizadora del encuentro) me tatuará el sábado la bandera de Ecuador”, dice, mientras señala un espacio en blanco.
A su lado está la mexicana Maryjose Cisterna, más conocida como La Mujer Vampiro. Tiene el cabello rojo como símbolo de su lucha contra el maltrato a la mujer, luce coloridos tatuajes en el rostro, en el pecho, en los brazos y en el ombligo.
Resalta en su frente una corona de implantes que realizó con un cirujano plástico, además de expansiones en las orejas y una gran cantidad de piercings en las cejas, el tabique y los labios.
Es abogada penalista y dedica su vida a la lucha por las mujeres maltratadas. Su consejo, dice, es armarse de valor y buscar lo que realmente merecen.
“Mi cabello y mis tatuajes representan mi lucha: soy una guerrera. He sido víctima de violencia intrafamiliar y las entiendo (a las mujeres maltratadas), es muy difícil salir de eso porque es una enfermedad, porque te acostumbras a que te maltraten y por temor”.
Es la primera vez que visita el país y su objetivo es demostrar que una persona con tatuajes puede tener una vida totalmente normal, más allá de los tabúes. Como madre de familia, aconseja que los niños vayan a este tipo de eventos para que generen la conciencia de que, cuando tengan edad, puedan buscar un buen tatuador y un diseño que realmente les guste “porque es un compromiso muy grande”.
Muestra su último tatuaje: las líneas diagonales bajo los ojos que resaltan su carácter de guerrera. También recuerda que el primero que se hizo fue el logotipo de la banda de black metal Bathory.
El venezolano Emilio González estudió medicina y es el modificador más extremo del mundo. Acaba de amputarle la nariz a un hombre que quiere lucir como el personaje de Red Skull y continúa con ese trabajo que consiste en meterle las orejas dentro de la cabeza.
“Soy una de las primeras personas de Latinoamérica en llevar el arte del tatuaje y la modificación a nivel mundial. Tengo 21 años con la cara tatuada, te podrás imaginar lo difícil que fue hace 21 años en un país en que no teníamos la cultura del tatuaje. Hoy en día rompimos con todos esos tabúes y el tatuaje es, más que una moda, una cultura”, destaca.
Ofrecerá shows de suspensiones, que consisten en instertar ganchos en diversas partes del cuerpo para que la persona sea suspendida en el aire por unos minutos. “Comencé en el año 99 cuando no se sabía bien qué eran las suspensiones. Voy por el mundo entero preparando gente para que se suspenda: sí, cualquier persona lo puede hacer, cualquier persona que tenga las ganas de hacerlo”.
Además de estos invitados especiales que lucirán sus modificaciones, estará presente el artista colombiano Jacob Ángel. Llega al salón con unas botas de madera que le permiten alcanzar una estatura de más de dos metros.
Este calzado representa las patas del minotauro. “En este traje me demoré tres años creándolo. En vestirlo, con calma, me puedo tardar una hora y media o dos, sobre todo por el maquillaje. Estas botas son muy cómodas, incluso más que los tacones que usan algunas chicas”.
Su personaje más famoso es el Ángel de la Muerte, que tiene unas alas con las que llega a medir hasta 2,80 metros. Este disfraz de vampiro tiene 12 años y lo vestirá en la convención, que durará hasta el domingo 27 de septiembre.En el encuentro habrá 350 artistas corporales de todo el mundo y la entrada para cada día de la feria costará USD 4,50.