La actriz y modelo colombiana Alejandra Azcárate regresa a Ecuador para presentar su nuevo monólogo titulado ‘Lo que se permite se repite’.
En este nuevo show en formato de ‘stand up comedy’, Azcárate comparte una mirada personal de su proyecto de vida, en la que, con humor y sarcasmo, replantea la realidad de su vida.
‘La Azcárate’, como la conocen sus seguidores, vuelve a los escenarios después de enfrentar y superar una crisis personal en un sonado caso que vinculó a su esposo con una narcoavioneta.
En una entrevista con El Comercio, la actriz asegura que, incluso momentos tan complejos como ese, han sido espacios de reflexión para construir este nuevo show.
La presentación será el jueves 17 de noviembre a las 20:00 en la Casa de la Música, en Quito. Las entradas están disponibles en los puntos de venta de Ticketshow.
¿Qué tipo de show es ‘Lo que se permite se repite’?
Es un show reflexivo, confrontativo y persuasivo que gira alrededor de la verdad, esa verdad que todos creemos que tenemos, la que nos inventan alrededor de la vida privada, la pública y la secreta. ¿Qué sucedería si nos dijéramos la verdad entre todos? ¿Tendríamos vínculos afectivos o no tendríamos a nadie alrededor? Pone sobre la mesa situaciones muy cotidianas sobre el comportamiento humano y de las relaciones de pareja que es un tema que me encanta.
¿Cómo funciona la comedia para hablar de temas serios y existencialistas como los que plantea la obra?
No hay nada más serio que la comedia, porque cuando uno puede reírse de las dificultades de la vida resulta muy sanador y es un proceso muy serio. Este monólogo tiene mucho de reflexión, pero también tiene mucho de sátira y humor negro, que ha sido mi estilo.
¿Qué le ha costado decir la verdad, así como se plantea en el monólogo?
Mucho, porque uno tiene una verdad, pero no es absoluta, porque es un concepto muy amplio. La realidad es una cosa, pero la verdad es otra. En términos de relaciones, supuestamente nos gusta que nos digan la verdad, pero cuando nos la dicen no nos gusta. En los países latinoamericanos nos han criado con la premisa de que ‘la verdad duele’ y nos han enseñado a callar, ser prudentes y políticamente correctos. Nos han enseñado a disfrazar la verdad, pero desde mi perspectiva no estoy de acuerdo con eso. Creo que lo que debería dolernos es la mentira, porque la verdad duele una vez, pero una mentira puede doler toda la vida y yo no comulgo con la hipocresía y parte de eso está plasmado en el monólogo.
¿Qué es lo que más cuesta: decir la verdad o recibirla?
Creo que cuesta más recibirla que emitirla, porque cuando nos castramos la posibilidad de decir la verdad es por consideración al otro o para evitar un conflicto. De alguna manera hay una pretensión bondadosa de no querer hacer daño. Cuando uno recibe una verdad es más difícil, porque a nadie le gusta que le digan de frente los defectos y errores y nos cuesta mucho aceptar eso, porque somos expertos en responsabilizar al otro por todo lo que nos sucede. Cuando cambiamos esa óptica nos damos cuenta de que los responsables de lo que nos pasa somos nosotros mismos y desarrollamos una mayor capacidad de decir y recibir la verdad.
¿Las reflexiones que se hacen sobre la verdad de alguna forma tienen que ver también con del escándalo público que atravesó junto con su esposo?
Fue una circunstancia muy dolorosa de mi vida, donde me quedó claro la enorme capacidad de las personas para difundir y expandir una “verdad” de la que no están seguros. Cuando todo se aclaró, nadie vino a ofrecer excusas. Creo que la mayoría hemos estados expuestos a esto, porque rara vez sabemos lo que dicen de nosotros y somos de los últimos en enterarnos. Así que he puesto mi experiencia al servicio de los demás, para que de una manera divertida y cargada de aprendizaje la gente reflexione para no cometer los mismos errores y eso me incluye.
¿Cómo este complejo episodio de su vida impactó en su trayectoria profesional?
En un momento pensé que era lo peor que pudo haberme pasado en la vida. Pero entendí que quizá fue solo un traspié que me permitió trascender a otro nivel para poner mi trabajo sobre la mesa y servir de alguna manera. Los artistas tenemos un gran compromiso con el servicio, porque la gente tiene expectativas de salir de sus crisis y sus momentos oscuros y dramáticos a través del arte.
¿Cuál es ahora su nuevo proyecto de vida?
Me parece absurdo que nos hayan inculcado que diseñemos un proyecto de vida, porque un proyecto es algo finito, que caduca y expira. Como seres humanos no sabemos cuánto tiempo de vida tenemos disponible y en ese contexto lo más ridículo es estar diseñando proyectos de vida sobre lo incierto. El único proyecto de vida que uno debería tener es vivirla, con todo lo que eso implica y con una consciencia total del presente, ya que por experiencia la vida puede cambiar completamente en un segundo.
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