Un encuentro en Guayaquil celebra el poder de la oralidad

Narradores orales de Ecuador, Paraguay y España participan en estas jornadas. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.

Narradores orales de Ecuador, Paraguay y España participan en estas jornadas. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.

Narradores orales de Ecuador, Paraguay y España participan en estas jornadas. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO.

Cuando a Virginia Imaz le preguntaron de niña por lo que soñaba con ser de grande, ella dijo, sin dudarlo, que quería ser abuela. Lejos de relacionarlo entonces con la maternidad o la vejez, esto se enfocaba con ser abuela con contar historias. “Yo pensaba que contar era una manera de ser gente y lo sigo creyendo”, dice la narradora oral española.

Imaz, que proviene del País Vasco, combina la cuentería y el payaso clown, aunque son lenguajes que suele utilizar en repertorios y espectáculos diferentes. “Cuando narro, se me escapa a veces la payasa. Pero los relatos son más filosóficos, poéticos, de intensidad dramática, e intento dar un respiro con el humor”.

La cuentera es una de los cuatro invitados internacionales de las III Jornadas de Oralidad y Docencia Todo lo que inventamos es cierto, un encuentro que se desarrolla durante esta semana en Guayaquil. Las jornadas proponen una semana de talleres, charlas, mesas de diálogo y espectáculos de narración oral.

“Con la entrada de la televisión, empezamos a perder la oralidad en directo de las abuelas”, indicó Imaz previo a una clase con estudiantes de la Universidad de las Artes (UArtes). “Es una tarea de rescate de nuestra identidad, unas raíces indentitarias locales y a veces universales que están también en la oralidad”.

La narradora trae al Ecuador un repertorio que incluye ‘La domadora de sueños’, un homenaje a una de sus abuelas, que contaba lo que se soñaba. También hay historias sobre temas tabús como el sexo, la muerte o lo escatológico.

El encuentro, que tiene como temática ‘Los cuentos y las lenguas’, es dirigido por la narradora local Ángela Arboleda, que en el pasado ha organizado el festival Un cerro de cuentos. “Se busca rescatar el valor de las lenguas vivas en resistencia”, indicó Arboleda. Con la narración y tradición oral como hilo conductor se buscará resaltar el desempeño actual de las lenguas kichwa, zápara, euskera, guaraní, gallego y catalán en el mundo. “Los invitados traen un repertorio con juegos en sus idiomas maternos”, añade.

El encuentro cuenta con narradores de Ecuador, España y Paraguay. Los espectáculos abiertos al público se realizarán desde hoy y hasta el sábado en escenarios como el Casal Catalá, Muégano y en la Biblioteca Municipal de Guayaquil.

“Que sean lenguas minoritarias no quiere decir que son menores. Toda cultura es mayor”, dice el gallego Celso Fernández, otro de los cuenteros invitados que narra con ayuda de panderetas y canta temas tradicionales de Galicia, además de coplas en español y en gallego que son traducidas al público. “Una lengua es el máximo resumen de una cultura, depositaria de unas historias, unas costumbres, unos símbolos. Cuando un idioma se deja de hablar es una pérdida para toda la humanidad”.

Fernández cuenta historias con base real. Lo que le interesa –dice- es ganar la confianza de personas mayores para que le cuenten historias de sus vidas, que luego él encadena en la escena junto a las coplas tradicionales de su región en España. “Tenemos necesidad de darle sentido a la vida. Necesitamos relatos. Contar sana, la confesión es un alivio, solo hay que ver los grupos de alcohólicos anónimos: ser sincero nos sana”, finaliza.

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