Pasadas las 12:00 de ayer empezó la identificación de personas con discapacidad en Pichincha.
21 de las 129 brigadas distribuidas en la provincia fueron designadas a la parroquia de Tandapi, en el suroeste de la provincia.
Luego de distribuirse por 33 comunidades, los brigadistas partieron desde la Junta Parroquial. Llevaban equipos médicos, formularios y carpetas. Chalecos y casacas azules los distinguían.
Al cuarteto (grupo) 109 le tocó la Cooperativa Manuel Cornejo. Para llegar se tardaron10 minutos en carro, por un camino adoquinado. Luego el trayecto se hizo a pie, durante unos cinco minutos más, por calles lastradas.
Aunque la población estuvo preparada desde el domingo pasado, el barrio se alteró por la presencia de las dos médicas cubanas y la ecuatoriana. A ellas las escoltaba el soldado Jorge Borja.
Como estaba previsto, banderas y telas blancas colgaban de techos, ventanas, paredes…
La visita empezó por la casa más lejana. Una vivienda de cemento ubicada junto al río Pilatón.
En el pórtico se hallaban Ángel Villamarín, de 82 años, y su esposa Rosario Villavicencio, de 88. “Buenas tardes, somos de la Misión Manuela Espejo”, saludó Anaisy Chávez, psicopedagoga cubana. “Les estábamos esperando”, respondió Villavicencio.Luego ingresaron a la casa. Dos viejas bancas de madera y una cocineta de tres quemadores conformaban los enseres del primer cuarto. La entrevista se realizó en el dormitorio, compuesto por una cama sin colchón y algunos cartones. Un pequeño radio era su único electrodoméstico.
Ángel, quien no usa calzado, tiene problemas al caminar. Hace 18 años fue envestido por un toro y el golpe le lesionó la cadera, pero nunca ha recibido tratamiento médico. Ahora tiene otro problema: la próstata. Según Villamarín, hace tiempo los médicos del subcentro de salud le indicaron que por su edad no podrían operarlo.
Marilyn Sosa, especialista en genética, tomaba notas en un formulario. “Lo primordial es conocer la causa de la discapacidad. Pero también se investigan las condiciones de vida, como cuáles son las necesidades de las familias”, explicó Anaisy Chávez.
Las médicas cubanas han realizado estudios similares en Venezuela y Bolivia.
Luego del cuestionario, la doctora ecuatoriana Lourdes Garzón chequeó a Villamarín.
Le detectó una lesión de columna, razón que le impide caminar, pero además se dio cuenta de que su problema de próstata era más grave, pues ya presenta una hernia. Por esta causa le recomendó asistir al Hospital de Machachi lo más pronto, porque necesita rehabilitación y cirugía.
A la esposa, quien tiene temblores de manos y cabeza, se le detectó Párkinson, aunque habrá que confirmarlo con una serie de exámenes médicos.
En la primera fase de la Misión Manuela Espejo las brigadas solo hacen un diagnóstico. En una segunda etapa, que no tarda más de 15 días luego de la primera visita, viene la fase de respuesta, donde se entregan las ayudas técnicas.
La segunda casa visitada fue la de Gloria Escobar, de 35 años.
La mujer usa silla de ruedas, perdió la movilidad de sus piernas desde los 5 años, cuando un carro la atropelló.
Está casada desde hace 9 años con Milton Villacís, con quien procreó tres hijos, de 8, 5 y 3 años.
Esta familia pide ayuda para rehabilitación. Por pasar sentada tanto tiempo, Gloria padece de escaras en su piel.
Lourdes Garzón le advirtió que tiene sobrepeso y esto le puede causar más problemas de salud.
La vivienda es prestada, son tres cuartos de cemento y bloque.
Pese a sus dificultades, Gloria hace los quehaceres, ayuda a su esposo, quien trabaja en la casa como radiotécnico.
Luego el turno fue de María Andino, de 76 años.
Su hijo Gustavo Silva, de 66 años, estuvo pendiente de que los médicos ingresaran a su casa. Esta mujer es viuda y vive sola.
En sus piernas tiene problemas de osteoporosis.
Hace 10 años sufrió una caída y se golpeó la rodilla, desde entonces casi no puede caminar. “Mi mamá necesita un tratamiento”, pidió Silva. Al finalizar la visita, en la puerta se colocó un adhesivo con el logo de la Misión.