El sobre con las radiografías de su hijo le sirvió para cubrirse de la llovizna. Desde las 03:30 del miércoles, Perla Chapín hacía cola frente al hospital Abel Gilbert Pontón, en el Suburbio de Guayaquil. “Necesito una cita en traumatología para mi niño, por eso hago el sacrificio”.
A esa hora, ella no era la única. Por tercer día consecutivo, Margarita Giler también esperaba con ansiedad una fecha para su operación de hernia. “Dicen que no hay camas. Yo vengo desde Quevedo y ya no sé qué hacer”.
Aferrada a la puerta de consulta externa, Janis Villavicencio miraba el movimiento al interior del hospital. “Aquí no se apiadan para abrirnos la puerta. Vengo por un examen de seno que en mi pueblo no hacen”. Ella llegó desde el cantón El Triunfo, a una hora y media de Guayaquil.
Desde hace tres semanas, la saturación de la red pública de Salud de Guayaquil ha puesto en aprietos a las autoridades. El subsecretario de Salud del Litoral, Marcelo Aguilar, lo reconoce.
Las altas temperaturas de este invierno causaron un brote de enfermedades gastrointestinales y respiratorias que el MSP trata de enfrentar. Aguilar suma otro brote al que llama “epidemia de prensa dura y crítica”.
Las imágenes de dos niños por camilla y otros acostados en cartones en el piso del Hospital Francisco de Ycaza Bustamante, que publicaron los medios de comunicación, demandaron medidas drásticas: adecuar una mini sala de emergencias en un auditorio fue una de ellas.
El viernes, rodeada por la galería fotográfica de los ex directores del hospital, Zoila García cuidaba a su hijo de 9 meses. Un tanque de oxígeno aparecía al pie de la cama. “Es neumonía. El doctor le dio el alta sin hacerle exámenes y se agravó”. Mientras el llanto de los niños se escuchaba en los pasillos, las madres mostraban sus recetas. “No hay nada, hay que comprar afuera”, comenta Yadira Mite.
Tratando de aliviar las quejas persistentes, el MSP instaló carpas de atención, amplió horarios y desplegó las unidades móviles con el eslogan ‘la salud ya es de todos’ en diferentes barrios.
También contrataron 68 camas en clínicas privadas y 40 médicos llegaron desde Quito. Pero solo son paliativos, pues la sobredemanda se mantiene.
El miércoles, el destello de un farol acompañó a Fanny Avecilla en su espera. Madrugó para ser atendida en la maternidad Mariana de Jesús, en el Suburbio.
Recostada en la puerta de consulta externa acariciaba su voluminoso vientre con ocho meses de gestación. Ese día, junto con unas 100 mujeres, vio el amanecer. “Estoy cansada, pero dicen que aquí el parto es gratis”.
La salud ‘gratuita’
En Guayas, entre enero y febrero, se registraron 618 189 consultas médicas. En el mismo período del 2009 hubo 567 132. Las emergencias pasaron de 177 488, el año pasado, a 191 445 en lo que va del 2010.
Gisella Varas, subdirectora técnica de Salud de Guayas, explica que el 80% de las emergencias pudo ser resuelto en el nivel primario de atención, es decir en centros y subcentros. Y que solo el 20% requería hospitalización.
Pero esos centros también están desbordados. El miércoles 17, decenas de pacientes esperaban un turno desde las 02:00 sobre la vereda húmeda en el centro de salud #13, en Francisco de Marcos y la 16.
Con su niña de 2 años y su bebé de 6 meses en un coche, Maira Ronquillo buscaba un cupo para pediatría. A su lado, Clara Quimí intentaba abrigarse. “A las 06:30 reparten los tickets, pero se acaban rápido. Queda madrugar”. Dos horas antes, unas 80 personas hacían fila.
Según el Subsecretario del Litoral, la ampliación de la oferta de salud gratuita ofertada por el Gobierno desató la aglomeración de pacientes. “Antes se excluía al 35% de la población. Hoy, esa inclusión, pese la ampliación de servicios, nos tiene al límite de la capacidad de salud”.
En el 2006, el presupuesto para Guayas era de USD 64 millones. En el 2009 subió a USD 114 millones, similar al de este año. Y el aumento en la atención fue de 1 600 000 consultas, en el 2006, a 2 800 000, el año pasado.
La pugna política
Las severas críticas a la calidad de los servicios básicos en Guayaquil, a cargo de la Municipalidad (bajo el sistema de concesión), trasladaron el tema de la salud al plano político.
El subsecretario Aguilar aseguró que la falta de recolección de basura, a cargo de la empresa Vachagnon, y los problemas de distribución de agua potable -servicio que brinda la concesionaria Interagua- agravaron la proliferación de las enfermedades.
Incluso, el nuevo director de Salud de Guayas, César Chong, entró en la polémica. “La infraestructura sanitaria, lo admiten las autoridades del cantón, cubre el 90%. Pero es una ciudad de dos millones de habitantes, es decir que hay 200 000 sin servicios”.
Además -agregó- las estadísticas no mienten: el 40% de niños enfermos vive en zonas como Bastión Popular, Mapasingue y Prosperina, donde el acceso a esos servicios está en proceso. Un 25% vive en el Suburbio y otro 25% en el Guasmo…
No obstante, el alcalde Jaime Nebot defendió la gestión de las empresas a cargo de esos servicios. Otros funcionarios fueron más frontales y señalaron que la salida del Plan de Aseguramiento Popular (PAP), un seguro de salud que administró el Cabildo hasta enero y que pasó a manos del Gobierno con otro nombre, detonó la saturación.
Pese a las críticas, Aguilar destacó los avances: “30 000 atenciones en el primer mes de la Red, con USD 5 millones de presupuesto, es decir 3 millones menos de lo que invirtió el PAP”.
Pero Samia Peñaherrera, ex gerente del PAP, criticó a la Red del Ministerio de Salud. “Si piden una consulta de emergencia, la dan en tres días. Y si es una cirugía urgente, es para el otro mes”.