No se sabía por qué. Al parecer toda esa serie de tambores, pañuelos, chaquetas, baquetas y demás formaban parte de la instrumentación que iba a ser utilizada durante la actuación.
El público esperaba que decenas de actores entraran al escenario para dar vida a la obra. Al final, dos actores -Fiore Zulli y Carla Robertson- fueron los que interpretaron a más de 30 personajes que formaban parte de la obra ‘Cantores’, que se presentó este lunes en el Centro Cultural de la Universidad Católica.
Con actuaciones impecables, Zulli y Robertson demostraron las razones por las cuales ellos son los directores del teatro Simurgh. Cantos, bailes, algarabía y distinción constituían las piezas que, una a una, fueron armando este gran rompecabezas que se llama ‘Cantores’, que incluye cantos en 14 idiomas (como el japonés, español, inglés, ruso, árabe, entre otros) a lo largo de los 70 minutos que dura esta pieza teatral.
Estar en ese auditorio era el sueño de cualquier psicólogo. Nadie podía creer que dos personas den vida a tantos personajes, uno más extraño que el otro. Ellos podían pasar de ser el hombre más tranquilo y sereno del mundo, a llegar a ser un loco con pretensiones de político. Entre tanto, un público cautivado empezó a verse envuelto en esta dinámica de personalidades múltiples, que lo entretuvo desde el principio hasta el fin.
Para Zulli, ‘Cantores’ representa el arduo trabajo que se ha hecho a lo largo de años. “Plasma todo el bagaje actoral que hemos adquirido alrededor del mundo”, cuenta el director italiano. En definitiva, ‘Cantores’ lleva consigo el recuerdo de la tierra anhelada y la calidez del sol que abriga por la mañana.