‘Compartir, intercambiar, participar”. Con esta frase, el joven talento Théotime Voisin ha llegado al país para ofrecer una serie de recitales y clases magistrales sobre el contrabajo y su uso dentro del aparato orquestal.
Con tan solo 19 años, en él se juntan la vitalidad de la juventud y el virtuosismo que da la experiencia. Al preguntarle sobre los varios premios que ha logrado (Concurso Internacional Valentino Bucchi; Concurso del Festival Musical de Otoño de Jóvenes Intérpretes de Francia; Premio de la International Society of Bassists de EE.UU.) el músico responde: “Son parte de mi formación, los premios me ayudan a ver cómo estoy desarrollando mi técnica”.
Y es que su técnica es la que le ha permitido formar parte, desde sus 14 años, de la Orquesta de los Jóvenes de la Unión Europea, con la que realizó giras por Europa y Asia. Esa destreza con el contrabajo, al que Voisin se acerca con una naturalidad excepcional, pudo ser apreciada por el público reunido durante la noche del martes en la iglesia de Guápulo. En la cita, que contó con la presencia de la Orquesta de Cámara de Quito, el virtuosismo del francés salió a relucir al tocar el instrumento con la fuerza y sonoridad de un violín, algo que no es habitual con ese instrumento.
Durante más de una hora, ofreció un programa con los sonidos de, entre otros, Bela Bartok, Piazzolla, Espín Yépez. Pero su interpretación de las obras de Bottesini, el Paganini del contrabajo, de quien Voisin empieza a tomar su posta interpretativa, fue lo mejor de la noche.