Lo que antes era el cementerio de la congregación de las madres Conceptas, el claustro más antiguo de Cuenca, se convirtió en escenario de misterio. Allí, esta semana se presentó la obra teatro ‘Vincent’, interpretada por el grupo Barojo.
Un candelabro y cuatro velas alumbraron las criptas. En ese espacio se escuchó la voz de Piotr Zalamea, quien interpretó a Vincent Price. Zalamea lucía una bata larga y generaba una sensación de misterio, como ocurre en el filme animado de Tim Burton, que fue estrenado en 1982.
El ambiente fue adornado con un sillón rojo, un velador y una decena de libros. La decoración buscó transportar a los asistentes a la década de los 50. Allí, Zalamea empezó a narrar un texto del escritor Edgar Allan Poe. En ese instante apareció Vincent Malloy, un niño de 7 años, amable, educado, protector de los animales y colaborar en su casa, interpretado por Angélica Vázquez,
Sin hablar transmitió dulzura en cada movimiento, dulzura que luego transformó en maldad. Usó un pantalón corto, camiseta y boina. Jugó con sus manos en un taburete blanco y fantaseó…
La voz gruesa de Vincet Price estremeció aquel cementerio cuando narró los pensamientos macabros de Malloy, quien tomó un cráneo para jugar.
El misterio aumentó cuando en la pared de este espacio apareció una animación a blanco y negro hecha por Cristian Alvarracín. Había figuras y ruidos de animales, apertura de puertas y pasos, que atormentaban a Malloy, quien guardaba sorpresas en cada juguete. La animación fue musicalizada por Daniel Zalamea.
La obra buscaba generar la sensación de que Vicent se hundía en el miedo, que era frágil y pensaba estar muerto. Según Piort Zalamea, para interpretar este personaje hubo que investigar, leer y observar filmes sobre Vincent.
Se mostró satisfecho del trabajo logrado junto con Vázquez, quien señaló que su tarea se centró en interiorizar su papel.
Para una de las espectadoras, Tania Sarmiento, la calidad de interpretación de Vázquez, de 21 años, fue destacable. Según ella, no necesitó utilizar el lenguaje para evidenciar sus emociones de terror y de dulzura.