En el Portal de los Escribanos, con los aromas de almendras, guayaba y confituras de coco, Florentino Ariza declara su amor a Fermina Daza, en ‘El amor en los tiempos del cólera’, una novela de Gabriel García Márquez.
El de los Escribanos es en realidad el Portal de los Dulces, uno de los atractivos turísticos de Cartagena de Indias. Y con sus aromas a confituras, guayaba y almendras se ha convertido en una de las 35 estaciones del paseo turístico- cultural que la ‘Ciudad Amurallada’ ha creado para, literalmente, sumergir al visitante en uno de los hemisferios del mundo literario del Nobel colombiano.
El Portal de los Dulces (o de los Escribanos) constituye uno de los escenarios de los escarceos amorosos de Florentino y Fermina. Es el mismo sitio en el cual ella rechaza a su pretendiente y así da inicio a la espera del amor, que se prolonga 51 años, nueve meses y cuatro días. Aquí, con una hermosa Torre del Reloj a la vista y a unos pasos de la señorial Plaza de los Coches, se inicia el recorrido La Cartagena de García Márquez. Historias reales e imaginarias, el acceso hacia las plazas y calles, ciertas o ficticias, por las que transitaron el autor y sus personajes y donde se entrecruzan y se confunden la realidad con la ficción.
A pesar de que García Márquez no lo menciona, en esta ciudad de piratas, donde él vivió, estudió y laboró, se escenifica no solo ‘El amor en los tiempos del cólera’, sino también ‘Del amor y otros demonios’, otra de sus novelas.
¿De dónde salió la idea de una ruta dedicada al más insigne exponente del realismo mágico? Jaime García Márquez, su hermano y director de Relaciones Internacionales de la Fundación para el Nuevo Periodismo Latinoamericano (FNPI), cuya sede está en el Centro Histórico de Cartagena, tiene la respuesta: “Todo surgió de la necesidad”.
Los estudiantes o visitantes que llegaban a la FNPI querían ver al literato, y ante la imposibilidad de hacerlo porque él reside en México DF, se decidió que lo mejor era mostrarles algo relacionado con el escritor. Así surgió el recorrido que la urbe, fundada en 1533, ha incorporado este año a su menú de sitios de interés, para abrirse un espacio en la tendencia del turismo cultural.
También de por medio está la intención de vincular a la ‘Ciudad Heroica’ con los lugares, reales e imaginarios, que tienen que ver con García Márquez y su obra literaria. Es decir, solidificar el nexo de ‘Gabo’ con la urbe colombiana, de la misma manera que, por ejemplo, lo han hecho Londres con Charles Dickens, París con Honoré de Balzac o San Petersburgo con Fedor Dostoievski.
Para el hermano del ‘Gabo’ o ‘Gabito’, como él prefiere llamarlo, la estación más interesante del paseo se llama el Paseo de los Mártires. ¿Por qué? En ese sitio cercano al muelle, en el cual una estatua pareciera ordenar con su mano: “Solo hasta aquí llegan los botes”, Gabriel Eligio García, padre del literato, le espetó a su hijo “acabarás comiendo papel”. Lo hizo en respuesta a las intenciones del futuro Nobel de dedicarse al oficio de escribir. El progenitor quería que él fuera abogado. Pero, aclara, que ese pasaje nunca ocurrió y es solo una parte de la leyenda forjada alrededor del escritor. Y precisa, de paso, que la historia de Florentino y Fermina no refleja otra cosa que “los amores contrariados de mis padres”.
Aparte del Portal de los Dulces, hay dos paradas de esta ruta que no deben dejar de visitarse. Una es la del Convento de Santa Clara, devenido en el muy concurrido hotel del mismo nombre. Otra, la casa del enigmático Marqués de Valdehoyos, en la calle de la Factoría. En la primera, en una de las criptas, fue enterrada una niña, cuya exhumación 200 años más tarde reveló una frondosa cabellera de 22,11 m. El episodio es el meollo de ‘Del amor y otros demonios’. Y la segunda, propiedad del noble que hizo su fortuna con la importación de esclavos y de harina para la ciudad en la segunda mitad del siglo XVIII, aparece mencionada en la misma novela. Aunque en la obra, el nombre del dueño de la mansión es Marqués de Casalduero.
Pero en la ruta dedicada al Premio Nobel de Literatura 1982 sí falta un detalle. No incluye una visita a la casa de estilo mediterráneo que el autor tiene frente al mar Caribe y que es muy parecida a la que posee en Ciudad de México. Altos muros la protegen de la mirada de los curiosos.
El nexo de García Márquez con Cartagena de Indias empezó a finales de abril de 1948. Llegó allá luego de ‘El Bogotazo’, en que murió Jorge Eliécer Gaitán.
Posteriormente, García Márquez comenzó sus colaboraciones con el periódico El Universal de Cartagena, en la sede que este tenía en el Centro Histórico.
En la iniciativa del paseo dedicado al ‘Gabo’ en Cartagena, también participan la Universidad Tecnológica, la Promotora de Turismo y
Tierra Magna.
Para Juan David Correa, periodista y crítico literario, lo apropiado hubiese sido una ruta que una la ‘geografía Caribe’ de García Márquez con su natal Aracataca.