Los argentinos dieron el último adiós al pianista y compositor Ariel Ramírez, autor de obras como Misa criolla y Alfonsina y el mar. El músico murió la noche del jueves, a los 88 años, por una neumonía y un cuadro de insuficiencia renal, informaron sus familiares.
Sus restos se velarán hasta hoy, en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso argentino.
El fallecimiento del compositor causó hondo pesar en el ambiente artístico y cultural argentino. El secretario de Cultura argentino, Jorge Coscia, lamentó la muerte de Ramírez.
“Su música ya ocupa un lugar privilegiado en nuestro extraordinario Patrimonio inmaterial”.
El compositor y músico César Isella consideró, por su parte, que “es un día triste para la música argentina porque Ariel fue un caballero con todas las letras”. “Nos deja grandes composiciones para el cancionero popular, que se mantienen vivas con el paso del tiempo”.
Ramírez nació el 4 de septiembre de 1921, en la provincia de Santa Fe, y comenzó a tocar el piano desde muy pequeño. Se recibió de maestro y se mudó a Córdoba, donde conoció a otro gran compositor del folclor argentino, Atahualpa Yupanqui. Con él recorrió el norte y el oeste del país, fuente de inspiración para muchos de sus temas.
Durante su carrera se presentó con artistas como Mercedes Sosa, Jaime Torres y Eduardo Falú. Fue, además, presidente de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (Sadaic). Alcanzó fama internacional con la Misa Criolla, que compuso siguiendo la liturgia católica y con ritmos de baguala, carnavalito, chacarera y vidala.
La grabó por primera vez en 1964 y fue interpretada luego por numerosos grupos y cantantes. Entre su repertorio de más de 300 canciones se destacan Alfonsina y el mar, La tristecita y Juana Azurduy.