El Bolshoi, gloria de la cultura rusa bajo todos los regímenes, que recuperó su esplendor tras una gigantesca renovación, reabre sus puertas este viernes con una velada de gala retransmitida en directo a 100 salas del mundo entero.
“El 28 de octubre será una fiesta nacional”, asegura el director del teatro, Anatoli Iksanov, al cabo de seis años de trabajos sin precedentes destinados a salvar este establecimiento fundado en 1776 que estaba en un estado “catastrófico” por falta de renovación los últimos 150 años.
Las divas francesa y rumana, Nathalie Dessay y Angela Gheorghiu, cantarán el viernes para un selecto auditorio de invitados que también tendrán la ocasión de admirar la danza de Svetlana Zajarova, Natalia Ossipova e Iván Vassiliev, entre otros artistas rusos.
La ceremonia, en la que se presentará una retrospectiva histórica del teatro, será retransmitida en directo para todos los moscovitas en la plaza que se encuentra delante del Bolshoi así como en la televisión rusa, el canal franco alemán ARTE y “100 salas de cine del mundo entero”, subrayó Iksanov.
Los trabajos de renovación, cuyo costo oficial es de 21.000 millones de rublos (unos 500 millones de euros) tenía como objetivo por un lado estabilizar el teatro, deteriorado en un 70% y que corría riesgo de derrumbe, y por otra parte darle el aspecto que tenía en el siglo XIX.
Los espectadores descubrirán “un teatro imperial y ya no más el de la época soviética” cuya cortina estaba decorada con la hoz y el martillo, en donde Stalin pronunció discursos y en donde se anunció la muerte de Lenin, subraya Mijail Sidorov, representante de la empresa Summa, a cargo de los trabajos desde 2009.
Los restauradores hicieron lo posible para que el Bolshoi recupere el aspecto que tenía en sus épocas de esplendor, luego de la renovación del arquitecto ruso-italiano Albert Cavos en 1865 tras un incendio.
El escudo de la familia Romanov reapareció en los tapices del Palco Imperial adonde había sido recubierto por globos terrestres en la época soviética: luego de la Revolución de 1917, los comunistas hicieron desaparecer todas las referencias al régimen zarista, incluso en el Bolshoi.
Los dorados de la sala, dañados por un mal mantenimiento en la época soviética, fueron restaurados de manera tradicional: se pusieron siete capas sucesivas, con la base tradicional de claras de huevo y luego limpiadas con vodka y pulidas con colas de ardillas.
Se realizaron más de mil peritajes para mejorar la acústica del teatro, deteriorada por la construcción del metro en los años 1930. El resultado fue saludado por los restauradores y los expertos.
“Escuché un piano (en la nueva sala) y sonaba de de manera maravillosa. El sonido se propagó perfectamente en este teatro concebido por Albert Cavos en forma de violín”, escribe, entusiasta, el crítico de música Piotr Pospelov en el diario Vedomosti.
Este efecto fue logrado gracias a la utilización de pino con calidades de resonancia particulares para la construcción de paneles ubicados en la sala. La mejoría en la acústica reposa igualmente en la calidad de las telas de las butacas y, por supuesto, en el hecho de que se retiró el cemento que había puesto en la época soviética en la fosa de la orquesta.
El teatro fue equipado también con material de escena ultramoderno y su superficie fue duplicada.
Una nueva sala subterránea que cambia de forma puede ser utilizada como estudio de grabación, para ensayos de coro u orquesta y tiene una capacidad para 300 espectadores.
Luego de la noche de gala, la temporada comenzará el 2 de noviembre en este histórico teatros con la ópera Ruslán y Ludmila de Mijail Glinka, dirigida por Dimitri Cherniakov.
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