El escritor, crítico, catedrático y ensayista azuayo Oswaldo Encalada realizó durante cuatro años una investigación para conocer el porqué del regionalismo existente en el país y el lenguaje de los ecuatorianos.
El análisis lo escribió en cuatro meses y está plasmado en el libro ‘Regionalismo, lengua y contrastes’, que presenta esta noche en el Museo de Las Conceptas, en el Centro Histórico de Cuenca.
Encalada, quien es miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, explica que de las cuatro regiones ecuatorianas Amazonía, Galápagos, Costa y Sierra, solo en estas dos últimas existe un regionalismo marcado. Él cree este fenómeno se origina en que Quito tiene el poder político y Guayaquil el económico. Además, dice que las fricciones entre la población de la Sierra y de la Costa se evidencian en los ámbitos cultural, deportivo y político. También en sus costumbres y hasta en la forma de hablar, “que es motivo de enojo y competencia para ver quién emplea mejor el lenguaje”.
El escritor azuayo también hace un análisis sobre la denominación “chagra”, utilizada en Quito. Según Encalada, esta palabra se deriva de chacra, que significa campo cultivado y cuando una persona utiliza este término se refiere al campesino. También destinó un capítulo para estudiar las clases sociales que están presentes en la sociedad ya sea en el campo o en la ciudad.
El kichwa también tiene un espacio importante en este libro, pues su autor plantea que se lo emplea con mucha frecuencia para agredir.
El último capítulo hace una reflexión sobre los eufemismos que los ecuatorianos utilizan en sus expresiones cotidianas, en el aspecto religioso y en el ámbito sexual. Pone como ejemplo términos como chusa, caracho, miércoles, acho, palabras empleadas por la gente para expresar un enojo. El libro ya está a la venta en el país.