Quien se aburre en Quito es porque quiere… o porque no acostumbra revisar las agendas culturales de todo pelaje que circulan a través de varios medios y canales de distribución. Pero, de un tiempo a esta parte, hay una noticia incluso mejor: en esta ciudad hay entretenimiento de calidad.
Este año, por ejemplo, comenzó con la muestra ‘El Arte de Verdad, Benevolencia, Tole r a n c i a’. Una exposición de un hiperrealismo descarnado que trató la represión. Después vino ‘Retratos’, la exhibición con la cual -luego de mucho tiempo- Marcelo Aguirre volvió a las lides de las artes visuales. Los espacios se abrieron para todos, pues además de la plástica más formal o la fotografía espectacular del World Press Photo 2010, el arte urbano empezó haciendo ruido con ‘La ilusión de los receptores sagrados’, que juntó el trabajo de casi una decena de artistas jóvenes. El 2011 también estuvo marcado, desde el inicio, por un ánimo inclusivo, así pudimos ver ‘Los colores de la oscuridad’, del fotógrafo no vidente Javier Alejandro Darquea; la reposición de la obra teatral ‘Sueños’, con la participación de chicos con diversas capacidades especiales; o el más reciente ‘Coro del silencio’, un espectáculo de ‘música’ hecha con imágenes y señas.
Febrero llegó con una retrospectiva de uno de los cuatro mosqueteros de la plástica ecuatoriana: Nelson Román.
Con la recopilación de lo que fuera la revista literaria Pucuna, en los 60, este año dio paso a que las también revistas culturales Grupo América y La Bufanda del Sol vuelvan a la vida con sus respectivas compilaciones, editadas como libros; esto como buen augurio del Encuentro Internacional de Revistas Culturales, que se realizó en octubre.
Tierra fértil en materia visual, en marzo Paula Barragán y Ana Fernández mostraron ‘Jardín del pulpo’. Paralelamente, las artes escénicas se desperezaban gracias al Encuentro de Maestros y Escuelas de Teatro. Mientras en la U. San Francisco tenían lugar las deliberaciones del jurado internacional para el concurso fotográfico ‘Nuestra Mirada’, que es el Pictures of the Year International -POYI- latinoamericano.
Y la poesía se volvió sonora en abril, cuando Oído Salvaje presentó‘Poesía mano a mano’, una recopilación de los encuentros de grandes poetas ecuatorianos en el Prometeo. También estuvo de paso por Quito el Titiritero de Banfield, con un espectáculo digno de las mejores salas del mundo. Como parte de las celebraciones del Bicentenario, gente de las parroquias rurales del Distrito conocieron la historia a través del teatro. Siguiendo en esta línea, la Casa del Alabado inauguró‘Amuletos’, como testimonio de las creencias y la rutina de pueblos ancestrales de este territorio.
En abril, las escritoras indígenas fueron también protagonistas, con la publicación del libro ‘Amanecer en nuestras vidas’, que recoge poesía y cuento; esto en el marco del Primer coloquio internacional de escritoras indígenas, en Ibarra. En esa misma ciudad, en noviembre se realizó un segundo encuentro similar, que incluyó a afros y mestizas.
Mayo celebró los 10 años del festival de cine documental Encuentros del otro cine (EDOC); el documental también mostró lo mejor de sí este año con ‘Mi corazón en Yambo’ (Restrepo), ‘Abuelos’ (Valencia) y ‘Labranza oculta’ (Calvache). La VI edición de la Maratón del Cuento reunió a chicos y grandes. Pocas semanas después un encuentro internacional de caricaturistas alegró a Quito y Guayaquil. En tanto ‘La bicicleta voladora’ del Teatro Negro de Praga deslumbró. Las vacaciones comenzaron con una enorme retrospectiva (600 cuadros) de Voroshilov Bazante; una muestra del muralista mexicano José Chávez Morado; y primera Bienal Internacional de Fotografía Artística Contemporánea. En Guayaquil estuvo el Salón de Julio.
Agosto y septiembre trajeron: una retrospectiva de Enrique Tábara y un encuentro literario de altura: Quito Ciudad de Letras. Octubre se encontró con Detonarte, festival de arte urbano y la provocadora obra de Amaru Cholango; mientras en Guayaquil tenía lugar el Salón de Octubre.
Finalizando el año, en noviembre la movida se trasladó a Cuenca: con la Bienal y el Festival de la Lira (poesía). Pero Quito también contó ese mes con la presencia de la Orquesta Sinfónica Académica Estatal de San Petersburgo (lea un informe completo sobre la agenda musical de este año en el especial del 1 de enero). Picasso y sus ‘Retratos imaginarios’ y Dalí y sus reinterpretaciones de Goya también estuvieron por acá; igual que lo más reciente de Miguel Varea, en ‘Tóxico’. Y si así llueve, que no escampe en el 2012.
Punto de vista
Juan Carlos Albuja Pino, editor de www.ahoraenquito.com
‘Hay que ser menos eventistas’
El nombramiento de Quito como Capital Americana de la Cultura en julio de 2010 y su presentación en enero de este año, ya auguraba que particularmente el 2011 tendría dentro de la gran oferta cultural de la ciudad, un incremento. Se hablaba de 3 millones para actividades populares, más cercanas a los barrios y también que consoliden los espacios que en la ciudad ya se reconocen.
¿Qué me deja este año en el consumo de cultura en la capital? Festivales consolidados que, aun con su posicionamiento, pelean a veces por recursos con las instituciones locales y centrales. Otras actividades menos afortunadas tuvieron que dejar sus propuestas por falta de recursos, mientras algunos se adaptaron a recortes en sus programaciones o, peculiarmente, quedaron sin difusión.
Ahoraenquito, el portal cultural donde trabajo, ha experimentado en sus dos años, sus puntos más altos de vistas en los meses de noviembre y diciembre, porque a las fiestas de Quito la mayoría de personas en la capital las relacionan con la oferta cultural oficial del Municipio en esas mismas fechas. Sin embargo, son los eventos de menor presupuesto, las presentaciones pequeñas, las que durante todo el año alimentan el espacio de nuestra web. Estos eventos muchas veces están fuera de los sistemas de convocatorias, festivales y auspicios, y van tomando más fuerza, quién sabe si para competir por la asignación de recursos en un futuro, pero inicialmente con la idea de proponer, buscarse un espacio y un público. Ánimo con esas propuestas, los espacios tradicionales y alternativos en la ciudad no son pocos y las formas de acceder a ellos no son descabelladas.
En cuanto a la producción cultural que se propone para la ciudad, considero que merece ser menos eventista y más encaminada a procesos, pero no existen todavía vínculos cercanos entre los eslabones de la cadena cultural compuesta por artistas, gestores, productores, difusores, etc. Creo que los nombramientos que la ciudad ha cosechado, como el que este año ostentó, deben ser motivaciones para la integración de quienes participamos de alguna forma en la actividades culturales de la ciudad.