En ninguna pared pública de Guayaquil perduran los cuadrados y rectángulos de colores que Daniel Adum comenzó a dibujar a inicios del 2010 y concluyó hace pocas semanas. Lo hacía en paredes que encontraba olvidadas, descoloridas. El Municipio se opuso tajantemente a su iniciativa y pintó de plomo en todos los sitios donde había deambulado su brocha.
Solo la fachada de una casa que alquiló en Urdesa (foto) le queda como consuelo de lo que quiso hacer en las calles, pero que no le permitieron. Dice que el proyecto ya cumplió su ciclo, que ya no va más, que lo deja.
¿Cuál fue el objetivo de ‘Litro por mate’?
Era un simple hecho de altruismo artístico. Aportar a la ciudad. Darle color a ese Guayaquil gris, muerto, pobre. Meter vida.
¿Por qué abandonó el proyecto?
Ya cumplió su etapa, hizo lo que tenía que hacer: llamar la atención de la ciudadanía, que reflexione sobre el arte en el espacio público.
¿En qué momento un arte en un espacio público se vuelve incómodo?
Cuando insultas o dañas en una propiedad, ya sea privada o pública. Yo soy muy respetuoso en ese sentido. A mí no me gusta invadir las propiedades privadas, excepto si me lo autorizan.
¿Aprendió la lección, luego de lo que hizo en la ‘Chanchocracia’ (dibujó chanchos en cuanto poste, pared y carro que encontró)?
No aprendí la lección, pero reflexioné, maduré, dije: ‘No tengo por qué pintarle nada a nadie para lograr mayor efectividad en el mensaje’ . Con los chanchos, en realidad no quería nada. Esa fue mi primera intervención en las calles. Ahora sé que en Guayaquil vive gente y quiere arte en las calles, sin que sea dañino , ofensivo.
¿Por qué pintar cuadros de colores?
‘Litro por mate’ emula las borradas del Municipio. Cuando ellos ven un grafiti, pintan un cuadro plomo para tapar lo que el ciudadano escribió. Fue un mensaje directo para ellos, a la llaga.
¿Qué refleja el plomo con el que el Municipio reemplazó muchas de las paredes coloridas que pintó?
Según la teoría del color, tiene muchísimos significantes: inseguridad, apatía. Y al Municipio le conviene eso, tener borregos, gente que aplauda lo que hace y que no reflexione.
A qué conclusión llegó¿cuál es el espacio público y cuál es el privado?
Lo público es lo que no está regenerado. Yo pinté, sobre todo, en zonas no regeneradas. Y lo privado es todo lo regenerado, donde está la marca (Jaime) Nebot (alcalde de Guayaquil). Para él, la regeneración es como una conquista, como poner una bandera y decir: ‘Esto es mío, nadie me lo toca y va como yo quiero’.
Entre el 2005 y el 2007, vivió en Barcelona (estudió un masterado en ArtesVisuales). ¿Notó mayor apertura al arte urbano ?
Fue una buena experiencia, increíble. No hay persecución a los artistas . Tienen espacios para desarrollar su arte en las calles. Claro, hubo una etapa en la que los artistas tuvieron que negociar, pero los líderes son inteligentes y lo permitieron.
¿En Guayaquil es posible negociar?
Imposible. Solo los panas de Nebot tienen el poder en Guayaquil. Si tienes palanca, puedes trabajar con el Municipio y proponerles algo, de otra forma no.
¿Jamás ha intentado hablar con Jaime Nebot?
Antes del proyecto de ‘Litro por mate’ intenté reunirme con Nebot. Le llevé una propuesta para hacer muros movibles. Pero les dio miedo porque los ciudadanos iban a meter mano ahí. Al Municipio le gusta tener el control de los mensajes, le tiene miedo a sus ciudadanos.
¿Cuándo fue la primera vez que dijo: ‘Yo quiero pintar de color esa pared gris’?
Al llegar de Barcelona, en el 2007, tenía 27 años, pero recién en el 2010 pinté las paredes de colores. Es decir, tardé tres años en ‘desahuevarme’. Fue un ‘ahuevamiento-técnico’, por las dimensiones de las paredes; y otro por la inseguridad. Escogí las paredes llenas de moho, abandonas, olvidadas, sucias, tristes.
¿Cómo seleccionas las paredes?
Tengo un registro de todas las paredes olvidadas en la ciudad. Tomaba fotos y discutíamos con cuál grupo convenía pintar.
¿Cree que en algún momento se abrirán las puertas al arte urbano en Guayaquil?
No mientras sigan los Madera de ‘Garroteros’. Ya no voy a gastar un centavo más para que borren mis trabajos. El Municipio mata la ciudad a punta de brocha gris.
HOJA DE VIDA
Daniel Adum Gilbert
Su experiencia. Artista sinceptual. 33 años. Estudió Comunicación Visual y Diseño Gráfico en la Universidad
Casa Grande de Guayaquil.
Su punto de vista. “Las calles de Guayaquil deberían ser una gran galería”.