Paloma Saad reflexiona sobre la dirección de teatro. Se graduó como directora de Teatro en la Universidad es RUTI-GITIS en Moscú-Rusia en el 2014. Estudió en ese país europeo durante seis años porque ganó una beca. Su madre es la actriz rusa, Irina Gamayunova, quien está rádicada en Eucador. Actualmente, vive en Ecuador y profundiza sobre el teatro en algunos países.
¿Considera que en Ecuador se valora la dirección de teatro?
La verdad no creo que se valora esta profesión en Ecuador. No hay conocimiento de la dirección de teatro como tal. En Ecuador la gente piensa que cualquier actor o bailarín lo puede hacer. El actor entiende cómo actuar, pero no entiende cómo lograr que la idea funcione para el público y que la trama y personajes funcionen hacia la misma idea.
Además, el director de teatro busca generar un espacio seguro para los actores, porque son personas sensibles. Yo recibí clases de psicología ya que trabajamos con seres humanos. Además, pueden pasar por estados emocionales fuertes dependiendo del personaje. La idea es corregir desde el cariño y respeto, para que se sientan seguros.
¿Qué ventajas se dan dentro del teatro en Ecuador?
Existe mucho talento en el país, hay actores magníficos, aquí se busca explorar nuevas ideas. En países como Rusia o España es más fuerte proponer un género nuevo. En Ecuador hay necesidad de buscar algo distinto. Es como sembrar una semilla, para que crezca una nueva iniciativa.
¿Consideras que muchas veces se valora más a un actor o bailarín que a un director de teatro para montar una obra?
Sí, y se debe al desconocimiento de la profesión. En Ecuador no existe aún una universidad o instituto en el que se pueda estudiar dirección de teatro. Hay una carencia enorme. Son los actores quienes enseñan a los alumnos. Muchos, directores son empríricos otros intentan montar personajes como ellos actuarían.
Tras tu vivencia en España ¿cómo definirías el desenvolverte como directora de teatro?
Fue complicado en España existe competencia. Lastimosamente, están los mismos actores y directores de siempre. Si una persona nueva y extranjera llega, es difícil. Yo intenté montar una obra de tetro, pero no llegamos a presentarnos. Más bien mi estancia de 3 años en ese país fue lleno de búsqueda interna en dirección a la creación.
¿Crees que en Rusia podrías ejercer tu profesión en algún momento?
En el lugar que mejor me ha ido para desarrollar mis niveles de creación es en Ecuador. En Rusia apenas te gradúas continúas bajo tu profesor o el master que llevó toda tu carrera. Sin embargo, te ayudan a presentar tus obras. Creo que me hubiese ido bien si me quedaba allá pero regresé a Ecuador por temas personales.
En Ecuador es posible romper prejuicios dentro del arte, descubrir. En la universidad te dan el dadaísmo puro. Yo me he descubierto he roto las estructuras de la universidad, exploro otro tipo de géneros. Por ejemplo, rompo la cuarta pared, mis actores podían sentarse junto al público. En Rusia no hubiese conseguido eso.
¿Es posible vivir del arte, en este caso como directora de teatro en nuestro país?
No, yo lo he intentado varias veces, pero, si uno no da clases es imposible a veces no tienes ni un grupo de teatro estable de clases. Yo imparto clases en la Academia de Teatro y Cine para Niños Guagua Pichincha. Con una obra de teatro se ensaya durante tres meses y se gana lo mínimo. Trabajo además como repartidora para cubrir mis gastos.
¿Considera que el teatro como campo artístico necesita apoyo?
Claro que sí necesita de auspicios. El estado debería apoyar para que las empresas privadas puedan pagar los ensayos de los actores. Otro aspecto importante es formar a la gente que sepan sobre el teatro. En algún momento, mi padre Pedro Saad propuso que en escuelas y colegios reciban clases de teatro. También necesitamos espacios para escenografía, porque vamos a lugares pequeños para ensayar.
Más noticias: