Más de 20 años en varios escenarios mundiales y una discografía que incluye siete producciones con melodías españolas, peruanas, colombianas, y demás, han consolidado al cuarteto Música Ficta como uno de los más representativos de la región. En su paso por Quito, como parte del festival de Música Sacra, los intérpretes comentan qué es lo que los ha consolidado como representantes del barroco melódico latinoamericano.
En latín su nombre significa ‘ficticio’, ¿por qué darse a conocer al mundo bajo este título?
Carlos Serrano: Para nosotros, hablar de Música Ficta no es mencionar un determinado estilo musical. Este es un nombre del que nos apropiamos por pura estética. Aún así, ese mismo título nos permite adentrarnos en un repertorio tan variado que incluye música barroca hasta el siglo XVIII como de las composiciones existentes en el XX.
¿Por qué hacer música barroca en el actual mercado musical que parece ajeno a este género?
Julián Navarro: Simplemente por gusto. Para nosotros es ajeno el adentrarnos a un determinado mercado porque nuestro objetivo es dar a conocer lo que tiene el repertorio barroco latinoamericano. Sin embargo, cabe resaltar que en Europa este tipo de música forma parte de varios festivales que no se restringen a períodos considerados sacros.
¿Cuán relevante es el repertorio barroco de Latinoamérica? ¿Tiene ideas propias o solo emula la visión europea de la música?
Jairo Serrano: Pues puedes encontrar de todo. Existen creaciones que son netamente europeas, pero también los compositores latinoamericanos supieron fusionar los ritmos propios de sus pueblos con los de la tradición extranjera. Un ejemplo de ello puede ser nuestro disco ‘Del mar del alma’ en el que recreamos letras y músicas coloniales de Bogotá en las que se siente ese aire de la música tradicional de Colombia del siglo XVIII.
¿Pero en Europa si existe un público que apetece de los ritmos del barroco latinoamericano?
Navarro: Sí. Muchos de los asistentes a nuestros conciertos miran que el barroco latinoamericano propone un estilo diferente al usual. Y es que aquí, a pesar de no haber tenido a un Bach, hemos encontrado partituras con un alto nivel técnico y de gran dificultad.