Verenice Guayasamín, la hija menor del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamin, celebró hoy que el mural que su padre pintó por encargo de Felipe González cumpla mañana 30 años en el aeropuerto madrileño de Barajas como una gran pieza de “historia viva” de España y América para los viajeros.
“Siempre vamos a ser lo que somos, nuestros orígenes no los perdemos a pesar de la globalización y de lo que está pasando en el mundo, cada pueblo tiene su raíz y ahí (mural) se está marcando eso. Siempre esos murales van a ser una historia viva, un referente de lo que somos”, comentó Verenice Guayasamín en declaraciones a Efe.
Para la hija de Guayasamín (1919-1999), es “importantísimo” que el mural se encuentre en España, el país que “más ha promovido y acogido” a su padre y por el que éste sentía “amor”, según dijo.
El mural, actualmente en la terminal de llegadas del aeropuerto, se compone de dos paneles y fue encargado a Guayasamín (1919-1999) por González, entonces presidente del Gobierno español.
En uno de los paneles, el pintor ecuatoriano más conocido fuera de su país plasmó lo que era América, con sus mitos, leyendas y personajes importantes, antes de la llegada de los españoles, en tanto que en el segundo reflejó lo que España trajo a América.
También se ve a un guitarrista español en un panel y en el otro a un indio tocando el rondador, recordó Verenice como ejemplo de las situaciones paralelas que refleja el mural.
Guayasamín, que solía decir que tenía 3 000 años contados al sumar las vivencias, tristezas y alegrías de su pueblo indígena, hizo el mural bajo su propio criterio, sin influencia ni recomendación de nadie, indicó su hija.
Por el “amor” que tenía por España, Guayasamín, declarado en 1999 Pintor de Iberoamérica, también sintió como propio el dolor de los españoles y lo plasmó en series de colecciones como “La edad de la ira”, con su idea de “cómo quedó España después de la guerra civil” (1936-1939).
Pintó entonces a mujeres llorando a sus hijos, padres, maridos y las unió en una colección que representa el proceso del llanto.
España también está presente en uno de los murales “más importantes” de Guayasamín: “Los mutilados”, un cuadro de partes movibles que tiene más de dos millones de formas de verse y en el que recuerda a los lisiados después de la guerra civil.
La estrecha relación de Guayasamín con España también se plasma en decenas de retratos de ciudadanos de ese país que pintó el artista, uno de los iconos de la cultura de Ecuador.
El pintor, que murió en un hotel de Baltimore (Estados Unidos) a los 79 años, no pudo ver terminado uno de sus más grandes proyectos, la Capilla del Hombre, aún en construcción en Quito.
Es una gran construcción de dos plantas con un cono de bronce, inspirada en el “Templo del Sol”, construido por los incas hace 3.000 años.
Se trata de un conjunto de edificaciones donde se pretende evocar la historia americana, de México a la Patagonia, y desde la época precolombina, representada fundamentalmente por las culturas maya-quiché, azteca, aymara e inca, hasta la actualidad.
La Capilla del Hombre, por la que trabajó sin sosiego durante sus últimos veinte años, es según decía un homenaje a la América precolombina y un llamamiento a derrumbar las fronteras latinoamericanas, a fortalecer los lazos de amistad entre los pueblos.