Andan en tacos y tienen el poder que les viene de sus curvas y su sexo. Ellas lo saben y se valen de eso para levantar una huelga sexual y someter a sus hombres hasta que la guerra termine. Así es ‘Lisístrata’. La comedia clásica de Aristófanes se repone, según la perspectiva del director boliviano Diego Aramburo, hasta esta noche (19:30), en el Teatro Sucre. Es una propuesta que asume riesgos, que actualiza la situación y que se funde entre el humor y la política.
En la noche de estreno -para estas breves tres funciones- se pudo ver que la expresión de los actores está contenida en el cuerpo, por parte de los hombres, y en la voz, por las mujeres. Así, los hombres que inician soberbios devienen en corporalidades deshechas, espasmódicas y al borde del colapso; mientras disimulan sus erecciones. Y las mujeres, aunque la tentación se les cuele entre las piernas, se mantienen sobrias y altivas, jugando con entonación y volumen para mostrarse fuertes o pícaras.
El nivel actoral es irregular: hay roles que parecen impuestos con dureza y otros que fluyen mejor bajo determinadas circunstancias dispuestas por el libreto. Hay un divorcio entre acción y parlamento; una dificultad que se sortea cuando la antítesis -de una obra clásica, que respeta mayormente ese lenguaje, y una puesta en escena experimental- es menos evidente.
En los momentos en que las palabras se cambian por otras más ‘criollas’ o comunes a nuestra realidad, se adivina la intención de chiste. Y eso se suma a que la obra propone el humor desde la insinuación; algo que ya viene desde el texto de Aristófanes, pero que en este montaje se muestra tan frecuente que fatiga, hasta que pierde la gracia. La actualización también se da, de mejor manera, en la escenografía y el vestuario, que se conjugan bien con la iluminación y la música. Los sonidos de Nelson García están ahí para llenar esos espacios vacíos que deja el ritmo de la obra, un ritmo dado a la pausa, al desplazamiento según un marcaje rígido y a la correctísima pronunciación.
También el tema se sujeta a la actualización, la guerra se trata en correspondencia con la presente situación socio-política y económica. Las noticias sobre la crisis que atraviesa el mundo son el trasfondo para volver a esta comedia y a la posibilidad de una huelga sexual, táctica que se ha probado eficaz.