Por un decenio Jaime Calderón ha estado apartado del mundo de las galerías. En todo este tiempo, su interés por las artes plásticas se ha enfocado a perfeccionar el uso del color. Antes de este período, su mano, por 30 años, se dedicó al dibujo (particularmente al desnudo).
Este transitar entre el papel y el lienzo se puede ahora apreciar en ‘Peregrinaje de la línea al color’. Esta muestra, montada en la Galería de Arte Cienfuegos (Galavis e Isabel la Católica), quiere justamente dar a conocer el porqué de Calderón para abordar distintas técnicas de la plástica.
Al pasar la mirada en las aproximadamente 20 piezas en exposición, hay una temática clara en la obra del artista: una manía por el desnudo. Algo que deja por sentado Calderón al momento de hablar de uno de sus primeros referentes en el dibujo, Egon Schiele.
Fue a finales de los setenta, mientras cursaba sus estudios universitarios, cuando se encontró con el austríaco, miembro del expresionismo. Tal es su influencia en la visión de Calderón que en la actualidad se puede ver en sus dibujos en exposición, todos carentes de nombre, una semejanza al cuadro Desnudo femenino sentado (Schiele, 1914).
Pero Schiele no es el único que inspira a la obra de Calderón. Nombres como Toulouse-Lautrec, Anton van Dyck, Rembrandt y Caravaggio son fuentes de las que el ecuatoriano se nutre antes de acercarse al lienzo y dar color a sus creaciones. Eso sí, él tiene en claro una cosa: al momento de hacer un desnudo colorido, este debe tener un fondo limpio. De esta manera siente que puede transmitir un interés muy propio por presentar la belleza de la figura femenina en su estado natural, carente de adorno alguno en su entorno.
Aún cuando el artista esté enfocado a trabajar sobre el lienzo, el papel no ha perdido espacio en su plástica. Y como para darle más atención a este, Calderón también, en los últimos 10 años, ha experimentado con la pintura al pastel. Con ella quiere darle más vivacidad al universo de su dibujo.