En el escenario estaban Hamlet, el rey Claudio, la reina Gertrudis, Horacio, Polonio, Laerte, Ofelia, etc. Los personajes de la tragedia, escrita por William Shakespeare, estaban en las voces, gestos y caracterización de Christoph Baumann.
Todos en uno, uno en todos. Cada uno con su voz, posturas, movimientos, sentimientos y temores. Baumann en toda la obra usó un solo vestuario, pantalón, buso y botas negras, solo una cinta roja en la cintura. Pero cada vez que interpretaba a Hamlet o a los otros parecía que se mimetizaba. Parecía que vestía en la época de la tragedia del joven Príncipe de Dinamarca. Esa fue la intención.
‘Ser o no ser…Hamlet’ es una adaptación libre el actor alemán radicado en Ecuador. Con la audacia de interpretar a nueve de los 29 personajes que tiene la obra original. La escribió en el 2008, cuando se refugió en La Maná (Cotopaxi), y la del martes pasado fue la octava presentación en Ecuador. Dos días de función gratuita. Su estreno fue el 14 de marzo del 2009, en Quito.
Cuando los 228 asistentes ingresaron al Centro Cultural Simón Bolívar (ex MAAC Cine), ya encontraron al actor en el escenario. Parecía un ensayo, eso ayudó a acercar al público a la obra. La música de fondo fue subiendo de tono. Hasta que la voz de un narrador preguntó “ser o no ser, el gran dilema”. “Cuántas veces no han dicho esa frase…”. Y fue dibujando con su voz y sus manos un palacio en Dinamarca, 400 atrás.
Esa voz, que a momentos parecía en off, como en una película, la hacía Baumann. Sirvió para hacer énfasis en la relación de Hamlet y su tío Claudio, o en el amor juvenil por Ofelia. Para dar pistas de las escenas y personajes de una obra original que dura cuatro horas. En Guayaquil fueron menos de dos. Era un narrador contando un cuento, una historia cercana a la gente. La intención era ver a los jóvenes frente al poder. “Me encanta Shakespeare y esta adaptación acerca de una forma contemporánea su obra al público…”.
El manejo de la iluminación complementaba la trama que a momentos reflejaba la locura y la ira de Hamlet, en la búsqueda de vengar la muerte de su padre.
A lo largo de un año, Baumann ha ido perfeccionando la obra, hasta lograr desdoblar personajes en cuestión de segundos. En la puesta en escena y dirección actoral lo ayudó Susana Pautasso.