Luego de casi un decenio de formación, a mediados de este año el Ballet Nacional del Ecuador (BNE) estaría graduando al primer grupo de Bachilleres Técnicos Artísticos con especialidad en danzas clásica y moderna. Un hecho que para la institución supone un reto de mayor envergadura: la creación de una unidad educativa. De este modo, el BNE lograría perpetuar su trabajo, otorgando la oportunidad a jóvenes estudiantes de obtener títulos que certifiquen su trabajo en la danza, primer paso para acceder a universidades e institutos de educación superior.
En la actualidad, aproximadamente 350 niños y jóvenes se encuentran distribuidos en los distintos niveles de formación del BNE. Los más avanzados, con suerte, formarán parte de uno de los cuatro elencos que son parte de esta institución: el Ballet Ecuatoriano de Cámara, el Ballet Metropolitano, el Ballet Contemporáneo y el Ballet Urbano.
¿Por qué urge la creación de una unidad educativa de este tipo? Rubén Guarderas, director del BNE, explica que, en cierta medida, tal hecho nace en respuesta a las necesidades académicas requeridas en la malla de educación que regirá desde el año académico 2014-2015. “El nuevo planteamiento de cinco horas de cultura física a la semana implica la incorporación de docentes con diversas aptitudes. Entonces lo que queremos es capacitar gente para que asuma este reto con profesionalismo”, dice.
A unos meses de que se autorice el funcionamiento de una unidad educativa fiscomisional, el BNE ya ha montado un proyecto de enseñanza de la danza que cuenta con 17 paralelos distribuidos en el norte, centro y sur de Quito, y en el que trabaja una treintena de profesores en las distintas materias técnicas. Una vez aprobado el proyecto, el siguiente paso que Guarderas espera conseguir es graduar a dos tipos de estudiantes. Un grupo estaría enfocado en la preparación profesional de la danza. En el otro estarían aquellos formados para ser gestores culturales y bailadores con funciones estrictamente docentes.
Procesos puertas adentro
En su planta docente, el Ballet Nacional del Ecuador está compuesto por dos tipos de maestros: aquellos dedicados estrictamente a impartir clases y otros que combinan esta actividad con sus procesos personales de formación profesional.
Para Guarderas, esta dinámica permite que los estudiantes de niveles inferiores logren ver a sus maestros participando en los montajes que realiza el BNE a través de sus elencos (370 funciones en el 2013).
“Es un acto reflejo: mientras miran a su profesor en el escenario, los alumnos toman conciencia de que también podrán estar en una obra”, dice.
Al preguntar sobre esto a un grupo de cinco niños y jóvenes en formación, ellos indican que si bien sucede tal retroalimentación, quisieran tener más gente dedicada estrictamente a la educación. “La docencia debe ser producto de un bagaje técnico antes que experimental”, dice uno de los entrevistados. Un convenio con el Ballet Nacional de Cuba sería una de las opciones para traer al país profesores en materias técnicas. Al mismo tiempo, esto posibilitaría el intercambio con bailarines ecuatorianos.
Las siguientes etapas
Una vez que la unidad educativa esté en funcionamiento, el BNE buscará crear una sede única para impartir sus clases. Los estudios en esta materia ya han empezado, aunque Guarderas prefiere mantenerse discreto sobre el tema.
Pero una duda se genera entre niños y jóvenes que no han logrado entrar en los procesos de formación de esta institución. Pablo M., un joven de 12 años, que toma clases de ballet en una academia particular, comenta que en la actualidad es muy complicado mantenerse en una carrera cuyo campo ocupacional es bastante limitado. “¿Qué sucederá con gente como yo que deberá buscar trabajo y educación superior en un país en el que hay que competir con 20 o 30 bachilleres formados por el Estado y que de por sí tienen preferencia?”.