Argentina volvió hoy a la Feria del Libro de Fráncfort, la más importante del sector editorial, para mostrar los frutos de su elogiada experiencia como país invitado de honor el año pasado. La estrella de la presentación fue el Programa Sur de traducción, nacido como un proyecto puntual para la feria en 2010 y “ya convertido en política de Estado”, según destacó hoy la presidenta de la delegación argentina, Magdalena Faillace.
Los 291 títulos traducidos a 32 lenguas gracias al programa centran el stand argentino este año, un espacio de 120 metros cuadrados que retoma la estética y el lema de 2010: “Cultura en movimiento”.
También repiten en la edición 63 de la “Buchmesse” (12 al 16 de octubre) varios escritores y ensayistas argentinos, como Noé Jitrik, Osvaldo Bayer, Martín Kohan, María Rosa Lojo o Mempo Giardinelli.
Lejos de los multitudinarios actos del año pasado, sin embargo, la presentación del Programa Sur tuvo lugar hoy en la “Cabaña de lectura”, uno de los espacios más intimistas y acogedores de la feria. Entre la veintena de espectadores había muchos de los escritores que integran la delegación argentina y una María Kodama “dividida”, según explicó: el invitado de honor de este año es Islandia, su otra pasión.
El Programa Sur nació para traducir 20 títulos en Fráncfort 2010, pero pronto tuvo que ampliarse a 100. Ante los elogios que cosechó en la feria se prolongó y hoy cuenta con un presupuesto de 480 000 dólares.
Se espera que para 2012 apruebe 150 nuevos subsidios. “Brasil vino a consultarnos”, contó Faillace visiblemente orgullosa. “Pero no sólo por el programa de traducción, también por nuestra experiencia de organización el año pasado”: Brasil es el invitado de honor en 2013.
En la presentación participaron también los escritores Martín Kohan, Daniel Divinsky y Noé Jitrik, que incidió en la traducción como el rasgo que define la literatura argentina. “La traducción es muchas cosas”, explicó en referencia al aporte de editoriales como Sur o Sudamericana, que publicaron primero en Argentina grandes autores extranjeros y “modelaron” así la literatura local.
“La traducción es un universal, por lo menos para la cultura argentina.” Otra de las mesas en el primer día de feria estuvo dedicada a la Patagonia. Bayer, autor del célebre “La Patagonia rebelde”, se refirió a la extinción de pueblos indígenas en la llamada “conquista del desierto” a fines del siglo XIX. María Rosa Lojo, por su parte, denunció una “desaparición no sólo física, sino simbólica” del indígena en Argentina.
El país “forjó un imaginario de sí mismo como enclave blanco y europeo en América del Sur”, cuando en realidad “es un país mestizo desde tiempos muy lejanos”, apuntó. Brizuela habló “desde la perspectiva de un novelista” para describir la Patagonia como “una zona de la imaginación occidental”.
La Feria de Fráncfort cuenta en esta edición con 7 384 expositores de 106 países y más de 3 300 actos, en los que participarán figuras como el premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa, el italiano Umberto Eco y el argelino Boualem Sansal, que el domingo recibirá el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes.
Argentina aporta una quincena de conferencias, entre las que destacan un homenaje al fallecido Ernesto Sábato el viernes y un “Sarmiento Revisited” el sábado, en el que Mempo Giardinelli y Noé Jitrik recordarán al ex presidente y escritor Domingo Faustino Sarmiento en su bicentenario.