Está inmóvil, sus ojos no parpadean. Parece que casi no respira en el instante que la lengua pasa por su frente. Sus cejas negras arqueadas solamente se alzan cuando ya no siente aquella lengua.
Esa fue la reacción de Julio Mosquera, decano de la Facultad de Artes, tras sentir sobre su piel la lengua del artista guayaquileño Carlos Vargas. Y eso es lo que se observa en un video en blanco y negro que, se proyecta en la Sala Proceso, de la Casa de la Cultura de Cuenca, en la muestra ‘Devoción Tour 99 Show’.
Mosquera, uno de los 99 artistas que participaron del proyecto de Vargas, dice que esa sensación hizo que el artista cruzara una barrera y se acercase, se conociesen. A Mosquera, esa experiencia le llevó a reflexionar sobre lo frívolas que pueden ser las personas al perder el contacto. “Es una propuesta interesante”.
Vargas retrocede en el tiempo, hasta noviembre del 2011, y recuerda que llegó a la capital azuaya para participar de la muestra ‘Cuarto Aparte’, que se realizó de forma paralela a la décima Bienal Internacional de Cuenca. En esa época mostró un trabajo pequeño en el que lamía a su progenitora. Ese fue el inicio de su proyecto ‘Tour 99 show’, que estará expuesto hasta enero próximo.
Esa propuesta ha tenido sus fases. El inicio fue con un grupo de amigos, familiares y luego se involucraron artistas de Quito, Cuenca, Guayaquil y Ambato. En una segunda etapa fueron 64 los que participaron y este año se sumaron más. En total son 99.
Según el guayaquileño, el objetivo de lamer a 99 artistas es realizar una especie de devoción, de demostrar el afecto, en un acto que se observa en los perros que lamen a sus amos.
También busca descubrir si existe esa conexión como seres humanos y las reacciones diversas que puede generar esa acción y si pueden ser animales en sus gestos, movimientos y quejidos.
El poeta y curador Cristóbal Zapata estuvo en la lista de artistas participantes del proyecto. Él señala que el acto de pasar la lengua por el rostro de otra persona está condenado, sancionado y santificado por la sociedad.
Él cree que el proyecto, que es como un performance, remite en primer lugar a un comportamiento animal (perruno), a un ejercicio de sumisión y dependencia: lamiendo al otro, cepillándolo, con frecuencia el devoto es aceptado por aquel, e integrado al circuito de los selectos, de los consagrados.
Además, considera que al ser la lengua el órgano gustativo y un sentido íntimo, Vargas lo ha investido de deseo, ha convertido a los otros en el objeto de su deseo y, como tales, los ha seducido, los ha lamido, los ha deglutido.
Zapata hace un análisis minucioso y expresa que el artista guayaquileño se ha apropiado hábilmente del otro, lo ha hecho suyo contagiándolo de su deseo, desacomodándolo, probándolo… Poniendo a prueba sus límites y resistencias, sus capacidades de asimilación del otro y de lo otro.
En la Sala Proceso también se exhibe una serie de fotografías tomadas por Vargas, en las que se observa cada reacción de los seres lamidos. Una de las imágenes muestra al actor guayaquileño Andrés Crespo, quien dice que la decisión de aceptar la propuesta fue espontánea. “Hay ciertas cosas que son mejor así, por eso accedí”. Para Crespo, fue un momento muy extraño y efímero a la vez. Solo recuerda que tuvo un buen día después de ese acto.
Risas, gritos y gemidos se escuchan mientras se observa el video en la Sala Proceso de la Casa de la Cultura, en la capital azuaya. La quiteña Ana Valdez, del Centro de Arte Contemporáneo de Quito, cree que la obra le llevó a reírse por el gesto que ejecutan. “Reírse de uno mismo”.
Valdez, quien conoció a Vargas en las clases de Historia del Arte, Nuevos Medios, y Gestión de proyectos en el ITAE, dice que esa conexión entre artistas, curadores, críticos de arte, gestores culturales, actores… enriquece continuamente la escena artística local.
Vargas enseña sus videos y los mira con atención. Dice que mientras hacía el contacto con cada artista se convencía de tener el toque del Rey Midas, pero a la inversa, porque dice que se convertía en artista y así, llegaba a ser el número 100 de la muestra.
A los visitantes les causa sorpresa la exposición. Por ejemplo, Juan Pesántez, de 26 años y estudiante de Artes, consideró que este proyecto es importante porque al trabajar con el sentido del gusto hace que las personas sientan la saliva y a través de ella tengan reacciones de asco o rechazo…
Él cree que las reacciones de cada individuo muestran la personalidad fuerte o débil y su tolerancia. “Es un proyecto que lleva a reflexionar el lado animal que tenemos como personas en nuestras actividades cotidianas”.
Los artistas participantes de la muestra
Entre los artistas que son parte de la muestra están Marcelo Aguirre, Miguel Alvear, Fardel Barriga, Juan Pablo Ordóñez, Saskia Calderón, entre otros.
Carlos Vargas cursa el último semestre de la carrera de Artes en el ITAE, antes estudiaba Producción de Televisión, pero dejó esta carrera por su interés y gusto por el arte.
El deseo de Vargas es hacer una recopilación de lo que será la muestra ‘Devoción Tour 99 Show’ en Cuenca, que se inauguró la noche del miércoles pasado.