Al referirnos a estos pequeños ladrillos plásticos nuestra imaginación irrumpe en la -muchas veces monótona- realidad mostrada en dos dimensiones y los sentidos reconstruyen, literalmente, una variopinta vida con cuadritos.
Gran parte de la generación de los 80, incluso de décadas anteriores, jugó con ellos, los vio o pisó -descalzo- alguna pieza y quedó grabada en su subconsciente la palabra Lego.
Esta línea de juguetes, 100% analógicos, se arraigó tanto en la cultura occidental que se constituye en un obsequio casi obligado para los infantes, en miras de fomentar su creatividad y habilidades constructivas con las piezas que les proporciona su entorno.
Desde 1932, año en que Ole Kirk Christiansen levantó su negocio en Dinamarca, los motivos de estos elementos se han adaptado a lo que la industria automotriz, cinematográfica y del cómic, principalmente, posicionaron en el mercado.
Además de las conocidas partes que se integraron: ruedas, palancas, luces, engranajes, o las llamativas minifiguras que aparecieron en 1978, Lego construyó todo un universo paralelo basado en estos coloridos bloques con hendiduras.
Su influencia saltó de la experiencia netamente mecánica, representada en los modelos Duplex, Technic o City Build, y se acopló a las exigencias marcadas por el avance tecnológico. El lanzamiento de la línea basada en la clásica y exitosa saga de George Lucas, ‘Star Wars’, supuso un primer salto significativo en cuanto a la apropiación de otras plataformas se refiere. Con esta constante reinvención de la marca, se mantuvo enganchado a un público que transmitió de generación en generación su pasión por esta cultura.
Juan Andrés López, quien tiene una amplia colección de estas piezas, jamás se imaginó que los juguetes con los que se divirtió cuando niño, se convertirían en su herramienta de trabajo en su adultez.
Él es coach certificado de la metodología Lego Serious Play, una herramienta innovadora que explora la parte creativa de las mentes de forma lúdica. En ella, con las piezas y la imaginación de los participantes, se crea un proceso de formación y transformación estratégica, profundamente vivencial, orientada a organizaciones. El uso reflexivo e inductivo de las fichas está presente, además de varios países europeos. en algunos de la región Ecuador, Argentina, Colombia.
Pero aparte de estas variantes, que incluyen elementos psicológicos, Lego, desde principios del siglo XXI, volcó su mirada y sus modelos al mundo del entretenimiento, representándose para la pantalla chica y la producción fílmica.
Tanto así que desde el 2005 se han desarrollado series animadas en las que los protagonistas pasaron de las cajas de locales especializados y jugueterías a la realidad virtual, a la animación computarizada (en la Web también hay tutoriales de como realizar una animación básica con estas figuras).
‘Legends of Chima’ y ‘Ninjago: Masters of Spinjitzu’ son algunos de los ejemplos más recientes. Hollywood, Marvel y DC Comics no podían quedarse atrás, y lanzaron en conjunto líneas enfocadas en películas como ‘Toy Story’, ‘Harry Potter’, ‘El señor de los anillos’, ‘Batman’ y ‘Los vengadores’. De hecho, el 7 de febrero próximo está programado el lanzamiento de ‘The Lego Movie’, una película animada de aventura dirigida por Phil Lord y Chris Miller, cuya trama se centra en esta línea de juguetes de construcción y sus personajes.
Su onda expansiva también se acopló perfectamente con consolas de juego, computadoras y en los últimos años, en el fascinante ciberespacio. Hace pocos días, la compañía danesa en alianza con Google lanzaron ‘Construye con Chrome’, que permite armar distintos tipos de bloques, de forma gratuita, desde la Internet.
Artículos como relojes, camisas, pulseras; sumados a obras de arte y vestidos, hechos con estas míticas piezas, que son expuestos en parques temáticos , son claros ejemplos de la influencia que han tenido estos juguetes en la sociedad contemporánea.
Así, con nuevos bloques, piezas, naves… Lego se reinventa y sigue apelando a la imaginación.
Un deporte que recorre las ciudades en taburete
Una nueva corriente urbana, nacida en Alemania, avanza vertiginosamente por el resto de Europa y por varias ciudades de EE.UU.
La última novedad que ha aparecido en lo que a deportes urbanos se refiere es el hockern. Este nuevo deporte se practica con el llamado sporthocker, una especie de taburete pequeño de plástico, al estilo de un diábolo pero algo más grande, con el que los jóvenes realizan cualquier malabar o pirueta posible. Esta tendencia combina elementos del parkour, pero se ayuda con la banca. La idea se empezó a popularizar en el 2006 en un evento llamado ‘hocktoberfest’. Fue en ese primer encuentro cuando los hermanos Michael y Stephan Landschütz, quienes se dedicaban al diseño, descubrieron este deporte y un año más tarde fundaron la empresa Salzig.
Tras numerosos prototipos diseñaron el modelo actual de sporthocker que es una especie de banco de plástico.
Desde el 2013 se celebra un nuevo evento anual llamado ‘King of Hock’ (con premios al mejor truco o a la mejor exhibición de un minuto), así como una gira por las ciudades más grandes de Europa para dar a conocer este deporte.
Lo llamativo es que quienes lo practican recorren diferentes escenarios de las ciudades en las que se ayudan de la arquitectura urbana para crear nuevos trucos. Además, si alguien se cansa por las extensas caminatas y prácticas, cuenta con un práctico taburete para descansar de la tediosa rutina de las grandes metrópolis.