La exposición de accesorios en cuero de Washington Cárdenas estará abierta al público hasta la próxima semana. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
El mundo cambia y los empleos también. Pero en Cuenca hay oficios artesanales que ni el tiempo logró desaparecer. Para mostrar esa riqueza y dignificar el trabajo de los artífices azuayos se creó la Galería de los Oficios.
Se trata de una sala para la exposición y venta de productos hechos a mano, ubicada en la calle Luis Cordero y Presidente Córdova, en el Centro Histórico de Cuenca, un paso obligado para los turistas.
Allí -cada mes- un artesano expone sus obras. El ambiente de la sala es recreado de acuerdo con el oficio que se presenta y se acopla también un taller para la demostración en vivo de la técnica utilizada.
En este mes el artista invitado es Washington Cárdenas, un cuencano con más de 25 años de experiencia en la marroquinería o elaboración de accesorios en cuero. Él trasladó parte de su taller a la Galería de Oficios donde trabaja con total normalidad, como si estuviera en su propio espacio.
Los clientes que ingresaron el pasado jueves admiraban la capacidad de Cárdenas para crear nuevos diseños de carteras, correas, billeteras, zapatos y demás productos, con detalles indigenistas. “Es un buen espacio para potenciar nuestras obras”, dijo.
Este artesano es hospitalario y ese día dedicó todo el tiempo para contestar las inquietudes de los clientes, como los tipos de cuero que utiliza, cortes de las piezas, moldes y diseños.
La Galería de Oficios abrió sus puertas en agosto del 2017 y es impulsada por la Casa de la Cultura del Azuay, en coordinación con el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (Cidap).
Para el coordinador, Xavier Chacón, Azuay es considerada una cuna de oficios. Por ello, en ese espacio se ha mostrado la obra de 55 artesanos en filigrana, tejidos en lana y fibras naturales, hierro forjado, hojalatería, vitralistas, madera, cerámica, bordados, marmolería, aluminio y elaboración de instrumentos musicales.
En Azuay no hay un registro oficial del número de artesanos, pero se calcula que son más de 500. Para estar en esta galería, el Cidap realiza una curaduría del trabajo del artesano: analiza la técnica utilizada, que sea 100% hecho a mano, los acabados, la estética y que tenga identidad cultural.
Por este espacio han pasado artistas como Miguel Cajamarca, experto en hierro forjado; Alejandro Rivera, ceramista de Chordeleg; Guillermo Sánchez, tallados en madera; Eloy Lituma, joyas en filigrana; Gabriela Cabrera, arte en piedra; José Álvarez, mármol.
También hay propuestas familiares o de asociaciones como las 10 tejedoras de paja toquilla del cantón Sígsig o los tres artesanos de Girón con sus obras utilitarias-religiosas.
El objetivo -dice Chacón- es salvaguardar los oficios para que no desaparezcan. Para esto también buscan a los artesanos en las comunidades. Así, por ejemplo, ubicaron a las hiladoras–tejedoras de Morasloma, del cantón Oña.
Esa exposición fue en marzo pasado y reunió tejidos de colchas, chales, guantes, manteles y muñecas de siete artesanos. “Es una actividad que se está perdiendo en esta comunidad”, dijo Chacón.
Los invitados de noviembre -el mes más turístico y festivo, porque Cuenca celebra 199 años de Independencia- serán Ubaldo y Luis Marín, padre e hijo. Ambos se dedican a la elaboración de joyas con delgadísimos hilos de oro y plata.